Lunes 2 de noviembre de 2020, p. 28
Moscú. Dos países que formaron parte de la Unión Soviética, Bielorrusia y Georgia, tuvieron ayer multitudinarias protestas contra lo que denominan fraude electoral, y uno más, Moldavia, seguramente se sumará a ellos, apenas se den a conocer los resultados preliminares de los comicios presidenciales celebrados ahí.
Pero son tres casos diferentes. En Bielorrusia, el presidente logró su enésima relección con un resultado inverosímil y se resiste a abandonar el poder. En Georgia, el partido gobernante cuenta con el apoyo mayoritario de la población y no necesita hacer fraude y en Moldavia cualquiera de los candidatos puede ganar y el otro, de seguro, no reconocerá su derrota.
Bielorrusia
Desde el 9 de agosto, la oposición protesta de modo pacífico pero insistente contra la relección del presidente Aleksandr Lukashenko, y ayer volvió a verse lo que se ha visto desde entonces: pese al riesgo de sufrir los habituales excesos de la represión, gente saliendo a la calle para ejercer su derecho a protestar, despliegue policial y detenciones masivas, mientras la oposición exhorta a seguir expresando su rechazo a Lukashenko y la huelga general que convocó no logró alcanzar, en su primera semana, la extensión que podría hacer caer al mandatario, pero afecta la endeble economía bielorrusa.
Georgia
La oposición, promovida por el ex presidente Mijail Saakashvili, exiliado en Ucrania, desconoció ayer los resultados preliminares de las elecciones legislativas celebradas el sábado anterior, y sus seguidores, que empiezan a concentrarse para protestar en el centro de Tiflis, exigen que se repita la votación para renovar los 150 escaños del Parlamento.
Con 90 por ciento de boletas escrutadas, el partido gobernante desde 2012, Sueño Georgiano, obtuvo 48 por ciento de los diputados elegidos por el sistema de representación proporcional frente al 27 por ciento de la coalición opositora Movimiento Unido Nacional–Oposición Unificada y también saca holgada ventaja a sus rivales en los distritos uninominales de votación mayoritaria.
De acuerdo con una reciente enmienda, Sueño Georgiano –partido fundado por el multimillonario Bidzina Ivanishvili– puede formar gobierno sin pactar coalición al tener más de 40 por ciento de los votos.
Moldavia
La población del país más pobre de Europa, que sobrevive con las remesas de sus trabajadores desde Rusia y la Unión Europea, acudió ayer a la cita con las urnas para elegir presidente entre candidatos con proyectos antagónicos. Uno, el actual mandatario, Igor Dodon, favorece estrechar relaciones con Moscú, y la otra, Maia Sandu –quien ya fue primera ministra–, apuesta por un mayor acercamiento con Bucarest.
Cualquiera de los dos puede ganar, pues la mitad de los moldavos asocia su futuro con Rusia y la otra, con Rumania, como puerta para entrar a la Unión Europea. Todo indica que, dada la división del electorado en partes casi iguales, tendrá que dirimirse quién gobernará en una segunda vuelta de votación, aunque no debe excluirse que las protestas del perdedor deriven en disturbios.