En su afán por conseguir la presidencia de la Cámara de Diputados, el Partido del Trabajo considera a Gerardo Fernández Noroña su candidato para ese cargo, mientras del lado del PRI se perfila Dulce María Sauri Riancho.

Por otra parte, Reginaldo Sandoval, coordinador petista en San Lázaro, exigió a Jorge Argüelles –su contraparte del PES– que se disculpe públicamente por la denuncia que involucraría a su gente en la supuesta entrega de 5 millones de pesos a cada legislador de Encuentro Social para brincarse a la bancada del PT.

El escenario es complejo para este partido, porque la negociación redunda en la gobernabilidad y los equilibrios políticos en esa Cámara. Si Morena decidiera donar diputados al PT, deberá dejar la Jucopo en manos blanquiazules.

El reparto de puestos en la mesa directiva derivará de una negociación política. No obstante, en el escenario petista sería la bancada del Partido Verde la que aportaría los votos que inclinen la balanza para uno u otro lado, según se presente la coyuntura política.

Su segunda opción –y la menos probable– es Morena: al enviar diputados de este partido al PT se vería obligado a dejar la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en manos del PAN, pues ya no sería la fuerza dominante que requiere de un mínimo de 251 representantes para controlar la posición más importante en San Lázaro, como se establece en la Ley Orgánica del Congreso.

Los priístas colocarán sobre la mesa la gobernabilidad de la Cámara de Diputados. A la fecha, los priístas han significado a Morena un frente de negociación ante la declaratoria oposicionista del PAN, y así se han resuelto votaciones clave para la estrategia morenista. El ejemplo más reciente fueron los votos de los tricolores para avalar la reforma a la Ley de Adquisiciones.

Así, el pleno en la Cámara de Diputados habrá de elegir por mayoría calificada a quien presida sus trabajos el próximo año legislativo; sin embargo, esa posición será producto de una tortuosa negociación política privada de aquí al 31 de agosto.