Miércoles 22 de julio de 2020, p. 30
El confinamiento por la pandemia de Covid-19 ha agravado que las mujeres enfrenten dobles jornadas para satisfacer los estándares laboral y doméstico, y la competitividad en el trabajo en igualdad de oportunidades, señaló el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) de la Ciudad de México.
En la actualidad, expuso, persiste la invisibilización del valor económico del trabajo doméstico no remunerado, la sobrecarga de labores domésticas hacia las mujeres, su exclusión de espacios educativos y laborales, y el desgaste físico y emocional.
Mientras, las que no cuentan con un trabajo remunerado presentan menor posibilidad de desarrollo patrimonial, lo que a su vez genera una mayor dependencia económica de la pareja, por lo que llamó a reconocerlo como una actividad económica y social.
En el Día Internacional del Trabajo Doméstico, que se conmemora el 22 de julio desde 1983, exhortó a reflexionar sobre la necesidad de su redistribución para eliminar la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.
Destacó que el trabajo doméstico es imprescindible al brindar cuidados personales y del hogar, donde las mujeres, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, dedican 25 horas más a la semana a dichas labores que los hombres, sin recibir ninguna remuneración.
La subvaloración de este trabajo impacta directamente en el uso del tiempo de las mujeres, pues lo destina a la atención de la colectividad y no para su desarrollo y bienestar personal, por lo que continúan perpetuándose los roles de género, donde las tareas domésticas se dejan a las mujeres.
Pese a que no es considerado como actividad económica, al no recibir remuneración por él, en 2018 las labores domésticas y de cuidados ascendieron a 5.5 billones de pesos, equivalente a 23.5 por ciento del producto interno bruto del país, donde 75.1 por ciento correspondió a trabajo realizado por mujeres, señaló.
Ante ello, consideró necesario diseñar políticas conciliatorias en los sectores público y privado, un sistema de cuidados público, crear instituciones o espacios para el cuidado de hijas e hijos de madres y padres trabajadores, horarios flexibles, ampliación de las licencias de paternidad y subsidiadas por el Estado, e implementación de licencias parentales, entre otras acciones.