principios de febrero de 2020, Abraham Vela Dib, presidente de la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar) –órgano administrativo desconcentrado de la SHCP y regulador del SAR que constituyen las cuentas individuales de los trabajadores en Afores– declaró, bastante tarde, que las pensiones son una “bomba” que explotó hace tiempo. La “prueba”, sostuvo, está en los más de 30 millones que trabajan en la “informalidad” sin acceso a recursos para el retiro. Frente a ello, asegura, la 4T “no debe patear el bote hacia delante”. ¿Qué hacer? Vela Dib está convencido de que se debe “reformar” el sistema ( La Jornada, 10/2/20).
Algo se avanza. Vela Dib ha dejado de hablar en nombre de AMLO, como lo hizo reiteradamente durante 2019. Según sus cálculos, a partir de 2021, se retirarán –bajo las Afore– 80 mil trabajadores anuales. La gran mayoría, estableció, recibirán una “negativa” de pensión o una mensualidad que no será suficiente para una vejez digna. Otros números confirman que bajo el sistema Afore sólo 26 por ciento de quienes pasarán a retiro cumplirán con el requisito de la Ley-IMSS-97 de reunir mil 250 semanas de cotización para acceder a la pensión. En 2021, de los 75 mil trabajadores jubilables, sólo 750 habrán acumulado esas semanas para reclamar su pensión. Además de que sólo tendrán un retiro equivalente a 30 por ciento de su último salario devengado.
Por todo ello, Vela Dib espera una reforma “en” esta administración, aunque sin asegurar que sea durante 2020. Pero claro que, según él, “el sistema de ahorro en cuentas individuales es lo que conviene al país, así como fortalecer el ahorro voluntario ( La Jornada, 21/1/20), sólo puede hacer malabarismos verbales para, finalmente, seguir pateando el bote.
De ahí que y en su calidad de integrante del “Eje del mal pensionario gubernamental”: compuesto por el secretario Arturo Herrera-Carlos Noriega Curtis (SHCP-4T), Zoé Robledo (IMSS) y Dolores Padierna (Morena), temerariamente, Vela Dib se atreva a anticipar que se “cocinan” cambios importantes. Prueba de ello es que la SHCP ya “solicitó” a la Consar un “diagnóstico” acompañado de “propuestas”. No puedo dar “detalles”, advierte Vela Dib, pero en su opinión, “es una buena noticia”. Y aclara que Hacienda “no” ha fijado fecha límite”. Pero lo más “probable” es que la SHCP presente un borrador que “idealmente” sería dado a conocer al IMSS e Issste, así como a los actores económicos, políticos y sociales que “podrán” aportar opiniones “constructivas”.
Es claro que el presidente López Obrador no puede dejar una decisión de tal calado en las exclusivas manos del “Eje del mal pensionario gubernamental“ –como ocurrió durante el periodo neoliberal– ni, como señalara en la mañanera del 24 de febrero de 2020: “contamos con el apoyo del sector privado. Es más: la propuesta viene de éste”. Por el bien de todos, la iniciativa sólo puede provenir de él, como titular del Poder Ejecutivo.
Hay que agregar que como Vela Dib decreta a la capitalización individual-Afores como la vía que “conviene” al país para pagar pensiones, obligadamente evita ir al fondo del asunto público y se escuda en las controversiales visiones del BID (David Kaplan) y Coparmex (Gustavo de Hoyos) acerca de que el “principal” problema que enfrenta el sistema de pensiones es que está “incrustado” en un mercado laboral “caracterizado” por la informalidad.
Con ello esquiva pensar a fondo el desafío pensionario y escapa furtivamente por la puerta lateral: 60 por ciento de los mexicanos se “ganan” la vida en ese esquema y hay mucha “movilidad” entre el sector formal e informal, asevera. Y esta movilidad entre esquemas, insiste Vela, es lo que “provoca” que sea difícil que las personas alcancen las mil 250 semanas de cotización y en caso de hacerlo, debido a los “bajos” salarios, lo más “probable” es que el ahorro que tengan “no” llegue a 700 mil pesos que es el mínimo para la pensión garantizada. Y el fracaso redondo del modelo de capitalización individual luego de 23 años de operación ¿dónde quedó?
Esta visión del impacto del mercado de trabajo sobre el nivel pensionario asumida por Vela Dib culmina en la insensata “propuesta” de Santiago Levy –propalada por Gerardo Esquivel (Banxico) y el Centro de Estudios Espinoza Yglesias)– implica desaparecer las cuotas obrero-patronales imponiendo una seguridad social “universal” pagada con impuestos generales y elevando el IVA. En suma: como los tecnócratas neoliberales, Vela Dib sólo puede seguir pateando el bote sin entrar al horizonte 4T.
Como señalara AMLO frente a la dirigencia sindical de la Catem: “no descartamos dar marcha atrás a los acuerdos que se tomaron cuando era otra política que afectaba a los trabajadores”. O como, también, siguiendo instrucciones presidenciales, el patrón CFE restituirá a sus trabajadores las prerrogativas pensionarias modificadas en el Contrato Colectivo de Trabajo-2016. Justo por lo que se votó en 2018.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco