San Sebastián.

Después de seis décadas de lucha por la independencia del País Vasco, la organización separatista Euskadi Ta Askatasuna (ETA, País Vasco y Libertad) anunció ayer su desaparición definitiva. En un comunicado, leído por dos dirigentes históricos y avalado desde Ginebra por el Centro Humanitario por el Diálogo Henri Durant, el grupo armado hizo públicas las conclusiones de su debate interno que fue recibido con optimismo en la sociedad vasca.

ETA, que nació hace 60 años con la finalidad de liberar al pueblo vasco de la tiranía y la represión de la dictadura fascista de Francisco Franco, dio por concluida su función en un histórico comunicado que leyeron dos líderes con enorme influencia en la organización: José Antonio Urrutikoetxea, también conocido como Josu Ternera, y Soledad Iparraguirre, alias Anboto. Ellos fueron los responsables de trasladar al conjunto de la sociedad vasca las reflexiones y conclusiones que presentaron en la Declaración final de ETA, que fue avalada y votada por 3 mil militantes.

Un paso que además será de nuevo certificado y avalado en un acto previsto para este viernes en Cambo-les-Bais, a unos 20 kilómetros de Bayona, por los diferentes mediadores internacionales que han participado en el desarme y disolución de ETA, sobre todo a raíz del histórico comunicado de octubre de 2011, en el que anunció el cese definitivo de la violencia.

En el documento, el grupo armado afirma: ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, quiere informar al Pueblo Vasco del final de su trayectoria, después de que su militancia haya ratificado la propuesta de dar por concluidos el ciclo histórico y la función de la Organización.

ETA anunció el desmantelamiento del conjunto de sus estructuras, dio por concluida toda su actividad política, no será más un agente que manifieste posiciones políticas, promueva iniciativas o interpele a otros actores. Además, los y las ex militantes de ETA continuarán con la lucha por una Euskal Herria (País Vasco) reunificada, independiente, socialista, euskaldun (vascohablante) y no patriarcal, cada cual donde lo considere más oportuno, con la responsabilidad y honestidad de siempre.

A ETA se le atribuyen alrededor de 853 asesinatos, 79 secuestros, de los cuales 12 terminaron en asesinato y alrededor de 6 mil 300 heridos en los atentados que perpetró a lo largo de su historia. La organización también sufrió en carne propia, primero, la severidad del régimen franquista, cuyas estructuras militares y policiales además crearon grupos paramilitares para perseguir y asesinar a militantes vascos por la independencia, entre ellos la Triple A, el Batallón Vasco Español o los Grupos Armados Españoles.

Después de la transición a la democracia y con el socialista Felipe González en el poder se registró una de las épocas más oscuras en la persecución contra ETA, con la creación de los Grupos Antiterroristas de Liberación, financiados y entrenados por el Estado español para secuestrar, torturar y asesinar a militantes de ETA. Entre 1983 y 1987 se les atribuyen 27 asesinatos.

En su declaración final, ETA recuerda que nació cuando Euskal Herria agonizaba, ahogada por las garras del franquismo y asimilada por el Estado jacobino, y ahora, 60 años después, existe un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro, gracias al trabajo realizado en distintos ámbitos y la lucha de diferentes generaciones.

Finaliza la declaración con un nuevo llamado a la reconciliación: En adelante, el principal reto será construir un proceso como pueblo que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes, tanto para abordar las consecuencias del conflicto como para abordar su raíz política e histórica.

Materializar el derecho a decidir para lograr el reconocimiento nacional será clave. El independentismo de izquierdas trabajará para que ello conduzca a la constitución del Estado Vasco.

El anuncio contó además con el aval del prestigioso centro de resolución de conflictos Henri Dunant, con sede en Ginebra, cuyo director, David Harland, confirmó que se trataba de un paso histórico. Entre las personalidades que señaló para llegar a este punto nombró de manera especial a los que impulsaron, en 2005 y 2006, el proceso de paz que, aunque fracasó, también sirvió para sentar las bases de los pasos que daría ETA años después. Elogió la labor del socialista Jesús Eguiguren –quien apostó por la paz, a pesar de que eso le significó ser repudiado por su propio partido y por el conjunto de las fuerzas españolistas–; el presidente del gobierno vasco, Íñigo Úrkullu; el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, y el dirigente de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi, quien incluso trabajó por la pacificación y la disolución de ETA durante los años en que estuvo preso.

El acto de Ginebra es el preámbulo de las actividades previstas para este viernes en el sur de Francia, donde además acudirán representantes de prácticamente todos los partidos políticos vascos, con excepción del Partido Popular (PP) y de Ciudadanos.

El presidente del gobierno español, el derechista Mariano Rajoy, respondió con una declaración en un acto con agentes de la Guardia Civil, en el que advirtió que haga lo que haga, ETA no va a encontrar ningún resquicio para la impunidad de sus crímenes.

Aunque en el País Vasco se vivió con optimismo y alivio un anuncio que ya se asumía como inevitable e inminente, y finalmente se hizo realidad.

Bienvenido sea el anuncio de que desaparecen. Con toda esta parafernalia, ETA busca aparecer como que son ellos los que nos han concedido generosamente la paz y que su existencia tenía una justificación por un conflicto, señaló el ex lehendakari socialista Patxi López.

Desde Podemos, su líder Pablo Iglesias declaró: la disolución de ETA nos alegra.

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, dijo que los protagonistas del día de hoy son las víctimas y sus familiares.

Desde Bildu, el líder Arnaldo Otegi afirmó: “reconocemos a todas aquellas personas que han padecido este sufrimiento, sin excluir a nadie, hoy finaliza un largo ciclo político e histórico especialmente duro tanto para nuestro pueblo como para cada uno de nosotros.

No siempre hemos acertado, pero al final hemos consolidado el camino que anhelaba la inmensa mayoría de la sociedad vasca. Seguimos siendo un pueblo que todavía no conoce ni la paz ni la libertad, no cejaremos en buscarlas hasta alcanzarlas con nuestro trabajo y nuestra actividad diaria.