El aumento de las tarifas eléctricas afecta de lleno a la industria panificadora, que abastece de un alimento que consume sobre todo la población de menores ingresos. El costo que representará el alza decretada por la Comisión Federal de Electricidad será en torno a 660 millones de pesos y llega en un momento en que la actividad comenzaba a remontar el efecto que sobre sus ventas representó el aumento de impuestos de 2014, expuso Jonás Murillo González, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora.

Cada empresa deberá tomar sus propias decisiones, respondió en una entrevista con La Jornada a la pregunta sobre el efecto del alza de las tarifas eléctricas en el precio que pagan los consumidores finales. Reveló que tres cuartas partes de la producción de pan del país son consumidas por los sectores de población de menor ingreso.

El alza en las tarifas eléctricas se anuncia cuando la industria apenas remontaba el ajuste en sus operaciones derivado del alza de impuestos de 2014, que provocó un recorte de personal que afectó a 30 mil personas, en un sector que da empleo a medio millón de trabajadores.

La industria panificadora resentirá las alzas de energía decretadas por el gobierno a partir del primero de julio por dos vías, explicó. En la primera, por el alza en los costos de distribución derivada del incremento en el precio de gasolina y diésel. La mitad de las ventas, explicó Murillo González, es realizada fuera de las panaderías y, por tanto, movilizada en vehículos automotores, mientras en una compañía del tamaño de Bimbo la producción se traslada en su totalidad por carretera.

La otra vía es por el alza en las tarifas eléctricas, que sí pegan directamente en la producción, pues 5 por ciento del costo de elaboración de los productos está relacionado con la electricidad. Calculó que las nuevas tarifas eléctricas elevarán los costos de la industria en 660 millones de pesos en un año.

Cada productor de pan deberá tomar sus medidas para hacer frente al aumento de las tarifas eléctricas, apuntó. La industria panificadora ha sido muy golpeada en los últimos años, en los que el bajo crecimiento ha impedido que aumente precios mientras sus costos se han elevado, dijo.

Apenas en 2016 la industria comenzaba a recuperarse del golpe a las ventas que supuso el impuesto especial a producción y servicios, que entró en vigor en enero de 2014 para alimentos endulzados. Ese gravamen provocó una caída de 8 por ciento en sus ventas y de 30 por ciento en las utilidades del sector, agregó.