Vergara se mareó en cuentas alegres
on un plantel desteñido, sin una sola figura como imán de mercadotecnia, apenas con un Gullit Peña que no acaba de convencer a nadie o un Omar Bravo que está en el umbral del adiós, Jorge Vergara pretende que el pauperizado aficionado mexicano le llene las arcas para ver a las Chivas, que siguen bajo la sombra del descenso.
Luego de adquirir al equipo tapatío en octubre de 2002, Vergara señaló que en cuanto tuviera oportunidad de renegociar la transmisión de partidos con Televisa pediría que todos los juegos pasaran por televisión abierta. A la hora buena le ganó la ambición y aceptó que cuatro o cinco encuentros se transmitieran por Sky.
Aquel ideal de llevar a Chivas hasta el último rincón del país se hizo humo. Vergara no es hombre de paciencia ni de constancia, a más de 20 directores técnicos les consta. Lanza proyectos con estruendo y promesas fantasiosas, como la de convertir al Rebaño en el mejor club del mundo, de crear al nuevo Campeonísimo
, pero a la vuelta de unos meses se fatiga, se desanima y desiste.
Así ocurrió con el Saprissa de Costa Rica, con Chivas USA, inclusive soñó con un Chivas Hefei en la lejana China. Y ahora, en ese incontrolado impulso que por momentos le acomete, no sólo piensa que la afición está ávida y ansiosa por ver a los rojiblancos por Internet, por esa banda ancha caprichosa, que con frecuencia se traba y congela la imagen, sino que además negocia para comprar al Catania italiano.
Se mareó en cuentas alegres. Hace poco hizo la aseveración de que el Guadalajara tiene 27 millones de aficionados. Desdeñoso rechazó la oferta de Televisa, dice el rumor que era de 25 millones de dólares anuales, rompió una relación que duró 22 años y se lanzó a la aventura. De inmediato comenzaron los estudios, análisis y cálculos.
Vergara vende con sobreprecio: 17 partidos de una campaña mediocre resultan más caros que una temporada de la espectacular NFL con 150 encuentros. La comparación más socorrida fue con Netflix, que ofrece una amplia gama de películas por 100 pesos al mes, la cual ha desplazado con mucho éxito a la televisión abierta y a la de paga.
El Guadalajara está desteñido, lleva dos torneos más cerca del abismo y fue el gran ausente en las recientes dos liguillas, el minitorneo que termina por ser el plato fuerte de cada campaña. Un poco apetecible Chivas-Puebla costará 125 pesos, por ejemplo, y el clásico ante América se eleva hasta 500 pesos.
Es el dueño y puede hacer con su propiedad lo que desee. Un juez determinó en 2012, en sentencia definitiva, tras el juicio que interpuso Francisco Cárdenas en 2006, que el equipo es propiedad de Vergara. No obstante, el empresario debería tener un poco de respeto hacia su gente, un público por cierto más modesto que el de Tigres, Monterrey, América, Santos o Xolos.
En época de globalización, para muchos aficionados era un refugio contar con un equipo que en varias épocas tuvo más mexicanos de nacimiento que la propia selección nacional. Se aferraron a él con un orgullo nacionalista a veces incomprensible. Pero en adelante, si quieren mirar, tendrán que pagar. No hay de otra.
Las burlas no faltan. Los americanistas, esos que en el último clásico en el estadio Azteca salieron cantando Chivas al descenso, Chivas al descenso
, dan visto bueno a la maniobra de sacarlas de la pantalla chica, así no resentirá cuando caigan a la Liga de Ascenso
, dicen jocosos.
Tuvo razón el audaz empresario al señalar que es una revolución
. La apuesta es sumamente arriesgada. O la gente se ajusta aún más el cinturón para adquirir su paquete con Chivas Tv, o el equipo pierde su histórico arraigo entre el público.
Ante este panorama, se entiende el increíble y conmovedor cortejo que Argentina entera hace a su estrella Lionel Messi, quien renunció al equipo tras la final perdida en la Copa América. La selección albiceleste sin él se devaluaría estrepitosamente, las marcas y patrocinadores perderían interés. El desastre económico para la Asociación del Futbol Argentino, que no tiene la suerte de tener por vecino a Estados Unidos para saturarlo de juegos moleros.