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En la Ciudad de México estará la más grande del mundo, señala Édgar Tungüí

Se construirá megaplanta para convertir la basura en energía

La Ceda facilitará un terreno de tres hectáreas para su instalación

Evitar tirar desechos en Edomex y Morelos, propósito

Funcionaría el año próximo

No se descarta que participe la IP

 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de julio de 2016, p. 30

La Ciudad de México contará con la planta de biodigestión más grande del mundo, que permitirá reciclar 3 mil toneladas de desechos orgánicos diarios y llegar al final de esta administración a una política de basura cero, informó el titular de la Secretaría de Obras y Servicios, Édgar Tungüí, al anunciar la construcción de una planta en la Central de Abasto, la cual, dijo, podría ser operada por la iniciativa privada o el propio gobierno.

Se trata, señaló, de que ninguna de las 13 mil toneladas de residuos sólidos que se generan diariamente en la ciudad se vayan a tiraderos de los estados de México y Morelos, con el costo económico que ello implica, y aprovechar su reciclaje o reuso para generar energía eléctrica.

Hoy se tienen tres grandes consumidores de energía: el Sistema de Transporte Colectivo, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y el alumbrado público, en los que se podrían generar ahorros en la facturación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En entrevista, explicó que el consejo de administración de la Central de Abasto acordó entregar un terreno de tres hectáreas, ubicado en Eje 6 y Canal de Churubusco, para instalar la planta, pero será la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario la que definirá el esquema (comodato, cesión u otro).

Dicha área, perteneciente a la Oficialía Mayor del Gobierno de la Ciudad de México, determinará si la licitación será nacional o internacional, las bases y si la planta será operada por la administración capitalina o la iniciativa privada. Se prevé que empiece a operar el año próximo.

Con la reforma energética es posible que el abasto no sólo sea suministrado por la CFE, sino que sean privados e incluso, en caso de que le interese al gobierno, poner su propia planta y generar ahorros en las compras que realiza, comentó.

El monto de la inversión dependerá de la tecnología que se utilizará y los resultados de los estudios de mercado que se lleven a cabo, aunque se continuará con el reuso de 50 por ciento de la basura (6 mil 500 toneladas), para convertir la orgánica en composta en la Ceda y destinar el resto a los centros de transferencia, donde se compacta y empaca para ser usada como combustible en el proceso de fabricación de cemento.

La separación de cartón, aluminio y pet la harán los propios trabajadores del servicio de limpia, cuya desaparición no está considerada, precisó.

Otras 3 mil toneladas, principalmente de residuos orgánicos, serán destinadas a la nueva planta de biodigestión, para generar gas metano, quemarlo y producir energía, pues no sólo se trata de agarrar la basura y disponerla, sino de sacar provecho con la creación de energía eléctrica.

De manera paralela, continúan los trabajos de recuperación de gas metano en el Relleno Sanitario Bordo Poniente, donde se entregó una concesión para la construcción de una planta de extracción de biogás y generar electricidad. Ya concluyeron los estudios para conseguir los permisos desde el punto de vista ambiental, de la Comisión Reguladora de Energía y la Secretaría de Energía.

Con ello, podrán cerrar su esquema financiero y echar a andar la planta antes de concluir este gobierno; mientras, continúa en revisión la construcción de una planta de termovalorización en Tláhuac, con la finalidad de obtener energía, pues no es llegar y quemar la basura, sino sacarle valor energético, precisó Tungüí.