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La Galería Abierta Gandhi de las Rejas de Chapultepec acoge 55 imágenes de Teobert Maler

Muestran cómo documentó explorador varios sitios arqueológicos mayas
Foto
Algunos de los remotos y escondidos sitios mayas en Campeche o Yucatán que fotografió el italo-austro-alemán Teobert Maler ya no existen, o siguen escondidos bajo los montes y no están abiertos al público; incluso hay algunos que no se han podido localizar por los arqueólogos, dijo ayer Iken Paap, curadora de la exposición. Arriba, vestigios en Nocuchic, Campeche, de los que sólo queda registro documentalFoto Secretaría de Cultura local
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de junio de 2016, p. 8

El italo-austro-alemán Teobert Maler (1842-1917) dedicó su vida a la exploración y documentación de diversos sitios arqueológicos mayas.

Entre 1864 y 1912 estuvo en México y fotografió lugares escondidos en la selva de la península de Yucatán, como Uxmal, Kabah, Sayil, Labná y Xlabpak.

Desde ayer una selección de 55 de sus imágenes se expone en la Galería Abierta Gandhi de las Rejas de Chapultepec, actividad que se inscribe en el programa del Año Dual México-Alemania.

Esa colección hace también recordar el espíritu de Alexander von Humboldt (1769-1859), el legendario naturalista alemán que con pasión exploró América, pionero en estudios de etnografía, antropología física, zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica y vulcanología.

A golpe de machete

Maler trabajó de manera interdisciplinaria al igual de Humboldt, pues era ingeniero y arquitecto. En el país fue conocido como Teoberto, pues mexicanizó su nombre, fascinado por un país al que llegó como soldado del emperador Maximiliano.

Los primeros vestigios que recorrió fueron los de Mitla, en Oaxaca. En el verano de 1877 conoció las ruinas de Palenque, en Chiapas, adonde se llegaba adentrándose a la selva y abriéndose camino a machetazos. Ahí realizó bosquejos, fotografió el lugar y conoció al botánico suizo Gustave Bernoulli, quien acababa de visitar Tikal, Guatemala, y le confirmó que quedaba mucho por hacer en el mundo de las ruinas mayas. En 1884, luego de heredar una pequeña fortuna, decidió consagrarse de lleno al estudio de las antiguas ciudades mayas.

Parte del archivo de Maler pertenece ahora al Instituto Ibero-Americano de Patrimonio Cultural Prusiano de Berlín. Las imágenes provienen de negativos en placas de vidrio y copias hechas por el propio explorador.

La curadora de la muestra, Iken Paap, explicó durante la inauguración, que algunos de esos remotos y escondidos sitios en Campeche o Yucatán que fotografió Maler ya no existen, “o siguen escondidos bajo los montes y no están abiertos al público. Incluso hay algunos que no se han podido localizar por los arqueólogos.

Maler captó la impresión exótica de la arquitectura maya, muchas veces fortalecida por medio de la composición. La tecnología fotográfica con placas de vidrio permitió alcanzar un nivel impresionante de profundidad de campo y exactitud.

Paap dijo que Maler jamás excavó, sólo se dedicó a documentar lo que halló a la vista, aunque su labor ayuda a los arqueólogos en la actualidad, pues la exploración de la zona maya es un proyecto todavía inacabado; estamos lejos de contar con un inventario completo de los sitios arqueológicos de la península de Yucatán; ahora nos interesa además lo que se encuentra detrás de las fachadas, el cómo y el por qué.

La exposición Teobert Maler: el presente de lo pasado, en la Galería Abierta Gandhi de las Rejas de Chapultepec, concluirá el 14 de agosto.