Erigir la casa de la ópera de cámara contemporánea en México es lo que pretende Lorena Maza, directora de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con la Dirección de Música.

El primer paso fue la escenificación en función única, el domingo pasado, de El cuervo de noche y día, ópera infantil en dos actos, cuyo libreto, adaptación y música es de María Granillo, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario.

En entrevista con La Jornada, Maza expresó: Queremos hacerlo en la UNAM, porque tiene la posibilidad, mientras ninguna otra institución cuenta con esa capacidad. Reconoció que el Centro Nacional de las Artes hace una gran labor con la ópera para niños también, de allí la idea de crear un circuito.

Dos ciclos al año

Aunque la casa de la ópera de cámara es apenas un proyecto –Maza está en el proceso de plantear qué sigue para Teatro UNAM–, la funcionaria piensa llevarlo todavía más lejos y abrir los teatros a la ópera de cámara.

Dijo que muchas personas quieren hacer y hacen ópera de cámara contemporánea, pero no tienen dónde presentarse; entonces, “podemos abrirles los espacios y la producción de la UNAM.

Vamos a abrir dos ciclos al año para la ópera de cámara; ya lo anunciaremos. El siguiente paso es crear algo y convocar a producciones ya hechas para tener dónde presentarlas. Creo que para el año que entra esto será ya un hecho y se anunciará.

Respecto de El cuervo de noche y día, basada en dos cuentos del texto Memorias de fuego, tomo uno, de Eduardo Galeano (1940-2015), Maza dijo que la idea era montar una ópera con producción, con todas las de la ley, pero al no haber dinero –se cayeron los productores–, para que no fuera un concierto solamente, con las niñas de pie, se decidió darle movimiento escénico, es decir, contar la historia con el cuerpo. Entonces, creamos una voz narrada que nos ayudara.

Maza trabajó con el coreógrafo y maestro en movimiento corporal Antonio Salinas para imprimir la dinámica requerida, ya que las niñas no tenían la menor idea de cómo estar en el escenario ni la concentración ni la energía. Poco a poco fueron entrando y aprendiendo lo que es no manejar una energía cotidiana, sino escénica; tener presencia. Trabajar con todo el cuerpo, no sólo con la garganta, ser intérpretes, pues lo que más me entusiasma es lo que ellas aprendieron.

Granillo compuso la ópera específicamente para el coro Niños y Jóvenes Cantores de la Facultad de Música de la UNAM.

La pieza tiene como punto de partida dos leyendas indígenas: una del pueblo haída, de Canadá, sobre El día, y la otra del pueblo cashinahua, grupo étnico de la Amazonia, que habita entre Perú y Brasil, sobre La noche. Granillo realizó una adaptación libre de esas dos narraciones de Galeano.