Río de Janeiro.

Unos 400 activistas del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo ocuparon este miércoles la sede de la presidencia brasileña en la ciudad de Sao Paulo, para exigir la rectificación de las políticas económicas y la renuncia del presidente interino, Michel Temer.

Los manifestantes, quienes fueron expulsados por la policía militar con gas lacrimógeno, anunciaron que acamparán en las proximidades de las oficinas hasta que el gobierno interino cancele su decisión de paralizar las construcción de 11 mil 500 viviendas del programa Mi Casa, Mi Vida. Se informó de seis detenidos.

A su vez, Pedro Parente, nuevo presidente de la petrolera estatal Petrobras, anunció que la dependencia continuará vendiendo activos para tratar de sanear su deuda, que en marzo se ubicó en 100 mil millones de dólares, y señaló que no descarta aumentar los precios del crudo en el país.

Temer prometió que su gobierno no reducirá los gastos en salud y educación, pero dijo que es necesario hacer sacrificios para equilibrar las cuentas públicas y restaurar el crecimiento económico. Ya no hay lugar en Brasil para un Estado abotagado e ineficiente, dijo Temer en la ceremonia en la que asumieron, además de Parente, los nuevos jefes de los bancos estatales.

Temer, quien remplazó a la suspendida presidenta Dilma Rousseff, que enfrenta un proceso de juicio político en el Senado, criticó la situación en que recibió el país. Aseguró que su gobierno no interferirá en las investigaciones sobre la corrupción en Petrobras, que ha llevado a la cárcel a empresarios y políticos.