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Expulsiones
E

l último libro de la socióloga Saskia Sassen, de la Universidad de Columbia, lleva por título Expulsiones, y hace referencia, en el subtítulo, a La brutalidad y complejidad de la economía global. Después de escribir varios libros y muchos artículos sobre el tema de la globalización, la autora reflexiona sobre el lado oscuro de la economía, sus instituciones y sus agencias predatorias.

El libro, traducido a siete idiomas, es un golpe certero al modelo económico que nos ha tocado vivir, donde se ponen al descubierto las consecuencias más nefastas de un modelo que enriquece de manera muy rápida a algunos pocos y empobrece a la inmensa mayoría. Un modelo económico que se vendió como la fórmula perfecta del crecimiento.

Crecimiento que, según la autora, históricamente nunca ha sido benigno, siempre hubo damnificados, pero que ahora amenaza con desplazar a un número creciente de personas y en todo el mundo. Según Sassen, se ha generalizado y globalizado el proceso de expulsión.

De ahí el título, que se refiere a los campesinos tradicionales que son expulsados de sus tierras en todo el planeta, como sucedía de manera particular en Inglaterra en tiempos de la revolución industrial, la llamada acumulación primaria.

A los expulsados de sus viviendas, compradas a crédito, sin ningún control y que fueron la causa fundamental de la crisis financiera y económica que todavía padecemos. A los migrantes expulsados de su casa, su rancho, su patria por la violencia incontenible e incontrolable en la que se han sumido muchos pueblos y naciones.

A los expulsados de una situación de bienestar relativo, clasemediero, que pasan a engrosar las filas del desempleo. A los mayores de edad que se ven desplazados de su trabajo por jóvenes que cobran la mitad y no tienen experiencia. A los expulsados de su hábitat por las nuevas técnicas de minería intensiva y contaminante que envenena tierra, aire y agua.

Al concepto de expulsión añade el de formaciones predatorias, que no se trata de individuos particulares o compañías que toman decisiones que afectan a grupos de personas en determinados lugares. Más bien se refiere a una lógica sistémica, de un conjunto mucho mayor, de un modelo predatorio que se refuerza mutuamente donde participan tanto empresas, como estados e instituciones multinacionales, y que, de manera sistemática extraen riqueza donde sea que exista.

Según Saskia Sassen, quizá el ejemplo más ilustrativo de este modelo sean las cárceles concesionadas a particulares. Las cárceles privadas se rigen por la ganancia como objetivo fundamental, lo que no es lo mismo que las cárceles gubernamentales, las cuales, finalmente, pueden tener objetivos de reinserción o educación, aunque sean muy deficientes. La cárcel privada tiene como objetivo la plena ocupación y por el mayor tiempo posible. Es una lógica predatoria que expulsa de la vida social y comunitaria a cientos de miles de personas.

En ese sistema han quedado entrampados los migrantes mexicanos irregulares que van a los centros de detención privados y pasan meses y meses sin que tengan un proceso o un procedimiento claro para ser deportados. Son separados, expulsados de su familia y su comunidad por una falta administrativa.

El análisis va mucho más allá al llamar la atención sobre el impacto que tiene la acumulación desmedida de dinero que debe ser colocado en cualquier lugar para producir dividendos y someter a pueblos y países enteros. Un círculo vicioso del que no se puede escapar, donde los llamados fondos buitres esperan décadas hasta que cobran sus dividendos, porque los estados soberanos finalmente están sometidos a leyes internacionales o a quedar en el ostracismo, fuera del sistema global.

Dice la autora que no se trata simplemente de la deuda, sino de utilizar el problema de la deuda para renegociar una economía política. Es a partir de las deudas nacionales que se produce la gradual destrucción de las economías tradicionales y se prepara el terreno para nuevas formas de expoliación, muy especialmente de la tierra y el agua.

Esto ha llevado a la compra masiva de tierras en los países pobres, un nuevo latifundismo global, que se aprovecha de economías degradas, endeudadas y de estados fallidos, para comprar extensiones gigantescas y proceder a expulsar a la población que residía y subsistía en un medio que hasta ahora no había formado parte del pastel y la codicia de la brutalidad del sistema económico global.

Paradójicamente, los ejidos y las tierras comunales, que subsisten en México a pesar del programa privatizador, han defendido medianamente a ciertas regiones de este proceso depredador, pero que ya tiene su presencia y expresión en la voracidad de las empresas mineras, que demandan concesiones al por mayor.

A lo largo del texto se devela y pone al descubierto una serie de mitos sobre los beneficios del actual modelo económico. Derrumba el mito de que todo crecimiento económico es positivo, y puede no serlo, como sucede en la actualidad en muchos países del sur global. Tira el mito de los supuestos beneficios de la inversión extranjera directa, que no siempre es así; todo depende de cómo se hace y qué condiciones se aceptan.

Viene a colación el caso de la armadora de automóviles coreana Kia y la forma en que el gobierno de Nuevo León negoció favores, ofreció terrenos, carreteras y servicios a cambio de su instalación y la generación de empleo. Todo en medio de una corrupción rampante y con la justificación de la creación de empleos, otro mito que resulta muy difícil de destruir.

En este caso, las multinacionales han conocido muy pronto las ventajas del federalismo mexicano y los estados compiten entre ellos para ofrecer sus supuestas ventajas comparativas. Que en la práctica se traduce en quién se agacha más.