Han logrado la reproducción de aproximadamente 4 mil colonias de tres especies
Miércoles 25 de mayo de 2016, p. 3
Cancún.
El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en el municipio de Puerto Morelos, encabeza un proyecto para mantener y restaurar la relación fértil y productiva entre corales y arrecifes, cada vez más afectada en los océanos por intervención humana.
En el instituto se emplean varias estrategias científicas para la recolección, en el fondo del mar, de células sexuales (gametos) coralinas, con la finalidad de fertilizarlas y cultivarlas en viveros especializados para regresarlas al mar, donde crecen y se reproducen en las estructuras calcáreas en las que viven de manera natural.
La experta Anastazia Teresa Banaszak, doctora en biología marina e investigadora titular A en la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del ICML, encabeza un proyecto que comenzó en 2007 en aguas del Caribe mexicano.
Puerto Morelos e Xcaret, sedes
Tras fertilizarlos in vitro, los corales se cultivan en tres viveros de agua marina en tierra: dos están en Puerto Morelos, de la UNAM, y el del Centro Regional de Investigaciones Pesqueras, del Instituto Nacional de Pesca. El tercero está localizado en el ecoparque Xcaret, ubicado en Playa del Carmen.
En los viveros trabajamos con los reclutas sexuales, es decir, los corales que han sido producidos en la UNAM por fertilización
, precisó.
A la fecha se han reproducido cerca de 4 mil colonias de tres especies: Orbicella faveolata, Diploria labyrinthiformis y Acropora palmata (cuerno de alce), esta última enlistada en la Norma Oficial Mexicana 059, que agrupa las categorías bajo riesgo.
Emprendimos una estrategia que incluye un sustrato para llevar a los coralitos al arrecife, como si estuvieran en una casita, ejemplificó la investigadora. En esta etapa, la iniciativa se expandió al Parque Nacional Arrecifes de Xcalak y a la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, ambas zonas protegidas.
Para asegurar la permanencia de los nuevos invertebrados en su hábitat, Banaszak y sus colaboradores fabrican un sustrato en forma de cuatro pirámides, compuesto de cemento y arena marina. La estructura sirve de casa y se ancla en un arrecife, lo que favorece el desarrollo de los inquilinos y los oculta de los depredadores
, detalló.
Los sustratos se fabrican en el laboratorio y en éstos se asientan los corales para llevarlos al mar; “lo hacemos en colaboración con la fundación internacional Secore (acrónimo de sexual coral reproduction) y con financiamiento del Proyecto Alianza de las fundaciones Mundial para la vida Silvestre y la Carlos Slim”, anotó.
Como los sustratos tienen varios lados y ranuras, cada uno contiene 100 corales reclutados, que se asientan encima; al introducirlos son visibles en el arrecife, pero al cabo de los meses se disfrazan con el sustrato natural. Esperamos que al menos uno de cada 100 sobreviva
.
El trabajo de la investigadora universitaria también incluye la formación de especialistas. Recordó que ha impartido talleres tres años seguidos a estudiantes de instituciones mexicanas y una de Estados Unidos.
La idea es mejorar las técnicas y extender el proyecto, así como capacitar a jóvenes (biólogos marinos), señaló Banaszak.