El quehacer de la bailarina donostiarra Iratxe Ansa (San Sebastián, 1976) se caracteriza por ser físico, creativo y de continuo reto.

Una muestra de lo anterior se hizo patente durante la escenificación del work in progress titulado Alienum Corpus, que el pasado fin de semana realizó –acompañada del bailarín Igor Bacovich– en LaCantera.

Esa propuesta coreográfica de Iratxe Ansa es el resultado de la residencia artística que hace un mes comenzó en ese foro, donde también impartió un taller sobre trabajo físico, desplazamiento en el espacio e improvisación.

Con motivo de su presentación en el país, la artista explicó a La Jornada que Alienum Corpus es una especie de ensayo abierto al público y los bailarines interesados, formado por un dueto y dos solos.

“No es algo acabado, es un work in progress en el que le dimos fisicalidad a la idea de un cuerpo externo dentro de tu cuerpo; puede ser extraño en una sociedad que podría ser desde la mexicana hasta la española, o como una bacteria que se introduce en otro ser; esta es la idea esencial de Alienum y los principios que trabajamos.”

Para la artista, los bailarines son actores físicos que logran conectarse con el cuerpo. Me interesa que el bailarín disfrute llevando su cuerpo y su mente lejos; es un trabajo muy físico y a la vez mental, porque mientras bailo estoy imaginándome cosas, escucho palabras, veo cuerpos a mi alrededor. Evidentemente desde afuera se ve esa fisicalidad, pero es verdad que también no sólo es físico e intento llevarlos a mi universo.

Retraso de información

Creadora de obras como Dos cuerpos, Someone else’s body, The absent body, Uno senza Due, Iratxe Ansa ha colaborado con los coreógrafos William Forsythe, Jiri Kylian, Wayne McGregor, Nacho Duato, Crystal Pite, Jacopo Godani, Johan Inger, Medhi Walerski y Renato Zanella.

La presentación de Ansa, con el italiano Igor Bacovich, fue un ensayo compartido con la música del pianista Ezio Bosso y otra más potente. “En mi búsqueda dentro de un solo o un dueto, mi forma de trabajo no consiste en hacer pasos y ya está; debo encontrarme dentro de todo eso, lo que interiormente me dice Iratxe es así y cuando piso un escenario debo saber que ese pisar será mi personaje y debo probar y probar hasta quedarse. Puede parecer etéreo, pero es real y sientes cuando estás en tu sitio, dónde tiene que ser física y mentalmente. Me apetece que sea abierto el work in progress para compartirlo con los bailarines y el público en general.

Respecto del taller de dos semanas que impartió el pasado abril, la coreógrafa aplicó una metodología en la que estimula la improvisación con desplazamientos que permiten a los bailarines reconocer la relación del cuerpo humano con el espacio físico; también recurre a imágenes del entorno, visualizaciones, pues está convencida de que todo está en el pensar e imaginar para tener un trabajo físico potente y correcto.

Iratxe Ansa, quien en varias ocasiones ha trabajado con bailarines mexicanos en sus talleres, señala que a diferencia de jóvenes de otros países, en este país hay un retraso de información, y no tanto es el problema de ellos.

¿Adónde quieren ir?

“Los jóvenes –afirma Iratxe Ansa– saben lo que saben y cuando les doy otras cosas ellos aprenden. En los cursos veo personas con muchas ganas, que cuando les miro los ojitos están dándolo todo, sudando la camiseta, porque no es fácil hacer lo que les pido y los cuestiono: ¿qué quieres bailar?, ¿qué estás haciendo con tu cuerpo, con tu mente?, ¿adónde quieres ir?, ¿por qué estás aquí? Hay muchas preguntas en la clase.”

Después de trabajar ya un par de años en México, Ansa consideró que ha creado una comunidad de bailarines que piensa de otra manera y se presenta en el estudio de otro modo, con otra actitud. No digo que yo sea mejor, sino que es diferente y es muy grato verlo; les tengo cariño y por eso estoy ahí.