Radiohead 2016: deliciosa destrucción
espués de varias desilusiones, con un álbum muy por debajo de su talento como King of Limbs (2011), y de uno bastante lindo, pero tampoco imponente, como In Rainbows (2007), la banda inglesa Radiohead, respetada y aclamada en el orbe entero por haber aportado álbumes portentosos, únicos, como Ok Computer (1997), Kid A (2000), Amnesiac (2001) y Hail to the Thief (2003), regresa en 2016 con un disco a la altura de sí mismos, con la madurez personal y musical suficientes, como para crear una conmovedora pieza maestra que al no ser obvia ni vulgar oculta su grandeza. Esta nueva producción, en apariencia discreta, se va revelando poco a poco como un trabajo de gran beldad. Trae encima un envoltorio apacible, pastoral, bucólico, pero en el fondo va destilando desolación y desesperanza. Con gran habilidad, Radiohead vuelve a ser Radiohead y con A Moon Shaped Pool (piscina en forma de luna) ofrece una blanca pesadilla en forma de arrullo. Un disco hermoso y a la vez perturbador.
En concordancia con dicho espíritu anímico, pleno de frases post-rompimiento personal de uno de sus líderes, Thom Yorke (voz, letras, guitarra, pianos), y otras canciones sobre devastación ambiental, descerebre masivo, amor que se volvió de hielo, parálisis frente al futuro incierto, su contraparte, el multinstrumentista y magnífico arreglista Jonny Greenwood, cerebro sonoro del quinteto de Oxford, la instrumentación del álbum es una agraciada combinación de elementos acústicos (no más programaciones digitales) con distorsiones análogas. Algo así como una pieza de sicodelia folk. Las guitarras eléctricas abandonan casi toda distorsión, y las de madera hueca lo permean todo de sutileza, lo cual contrasta con la tensión que provoca toda una feroz descarga de cuerdas orquestales, de ondas Martenot y de coros espectrales, cortesía evidente de Greenwood, avezado en maravillosas pistas sonoras para filmes como There will be blood, The Master e Inherent Vice, y en trabajos al lado del autor de música contemporánea Krzysztof Penderecki. Por fortuna, AMSP es un álbum equilibrado, donde la mano de este integrante de la banda tuvo más peso que la de Yorke, cuyos proyectos paralelos, como la agrupación Atoms for Peace, han sido poco afortunados.
Y aunque suena atemporal, se trata de un disco que incluye varias canciones ya conocidas por sus seguidores, que la banda ha interpretado en vivo durante décadas, ahora con nuevos arreglos, sin haber sido antes capturadas en grabación formal alguna (salvo la renovada y hermosa True Love Waits, que formó parte del EP I Might Be Wrong de 2001, entonces sólo cantada a capella). Es hasta éste, su noveno disco, que aterrizan Identikit, Present Tense y visten profusamente la canción antes citada; aunque Burn the witch, fuerte e incisivo primer sencillo, que señala y se burla de los opresores, también ya existía desde 2003, e incluso venía escrito en la portada de Hail to the Thief.
Interesante revuelo de misterio internauta, digno de los tiempos que corren, en que las redes sociales dominan muchas mentes, acompañó la salida de este disco, tras borrar todo contenido de sus sitios oficiales e ir emitiendo pistas
a cada hora del lunes pasado: pequeños videos en Instagram, frases en Twitter, reposteo en Facebook, en irónico guiño al otrora horror que manifestaron ante la alienación tecnológica reinante, cosa que no les preocupa más, dado que sus corazones son ahora menos inocentes y se hallan más desengañados de la vida.
Con un álbum maduro, que a cada escucha invita a derramar lágrimas, no se sabe si de amor o de abandono o todo junto, entre cuyos tracks destacan la flotante y triste Daydreaming (segundo sencillo que salió dos días después del primero: así la velocidad mediática actual), la hipnótica y kraut Ful Stop, la frágil Glass Eyes; The Numbers, muy a lo In Rainbows; la deslumbrante Tinker Tailor Soldier Sailor Rich Man Poor Man Beggar Man Thief, Radiohead nos devuelve la esperanza a punta de destruirnos y drenarnos el alma.
La banda estará lista para zambullirnos en su piscina lunática y derretir a quienes los escuchemos, los días 3 y 4 de octubre, en el Palacio de los Deportes (conciertos del fin de semana).
Twitter: patipenaloza