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Modos del mercado eléctrico mexicano: la novena
U

n reto básico de la nueva industria eléctrica es tener los recursos adecuados para suministrar la electricidad demandada y hacerlo de manera confiable.

La Ley de la Industria Eléctrica indica que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) se integra de cinco elementos: Red Nacional de Transmisión y Redes Generales de Distribución de propiedad nacional. La primera entrega electricidad a las Redes Generales de Distribución y al público en general y la segunda, sólo al público. Hay además, centrales que entregan su producción a la Red Nacional de Transmisión o a las Redes Generales de Distribución. Y equipos e instalaciones del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) para el control operativo del SEN. Finalmente, otros elementos que determine la Secretaría de Energía (Sener).

Oficialmente la confiabilidad es la habilidad del SEN para satisfacer la demanda eléctrica de los usuarios finales bajo condiciones de suficiencia y seguridad de despacho. Es decir, con calidad y continuidad, a pesar de que haya fallas, y siempre conforme a criterios emitidos por la Comisión Reguladora de Energía (CRE). La ley indica que habrá tres tipos de usuarios finales. Son personas físicas o morales que adquieren, para su propio consumo o para sus instalaciones, electricidad en sus centros de carga o instalaciones y equipos. Y se definen en el punto de medición del fluido eléctrico suministrado. Sí, tres tipos de usuarios: 1) De suministro básico; 2) Calificados; 3) De último recurso. Para ellos habrá –ley dixit– tres tipos de suministradores: 1) De servicios básicos; 2) De servicios calificados; 3) De último recurso. Tampoco olvidemos que desde el primero de enero próximo el suministro, al igual que la generación, será una actividad competitiva. Ese día inicia el Mercado Eléctrico Mayorista (Mercado). Así, y si no entiendo mal, podría haber dos o más suministradores de diferentes tipos. Incluso del básico. ¡No se extrañe que algún día lleguen dos o más empresas a ofrecerle el suministro básico! Incluso –como explicarán– ambas con tarifa regulada.

Una de las siete que determinará la CRE, conforme a metodologías de cálculo y el ajuste. Sí, siete: 1) Transmisión; 2) Distribución; 3) Operación de suministradores de servicios básicos; 4) Operación del Cenace; 5) Servicios conexos no incluidos en el mercado; 6) Máximas de los suministradores de último recurso; y, desde luego, 7) Finales del suministro básico.

Así, por curioso que parezca, podría haber al menos dos suministradores de servicios básicos, finalmente comercializadores que operan en un régimen de competencia, cuya tarifa final será la misma. Y que, por lo demás, deberán suministrar el fluido eléctrico con suficiencia y seguridad. Y conforme a los criterios de la CRE. Por ello, de un momento a otro la CRE deberá dar a conocer esos criterios. A más de las siete tarifas señaladas. Entre otros múltiples elementos que la ley encarga a este organismo regulador. Ya el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2015-2029 del 30 de junio pasado (Prodesen) indica que el SEN debe operar con eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad, seguridad y sustentabilidad.

Hoy sólo veamos un poco qué significa suministrar con suficiencia. ¿Sin interrupciones? ¿O que los apagones no sean ni frecuentes ni duraderos? Hay sistemas que sólo consideran falla la interrupción involuntaria. Otros, en cambio, incluyen una variación del voltaje o una baja en las condiciones de operación de un generador, aunque no impliquen una interrupción del suministro. Múltiples regulaciones se orientan a exigir, como norma, que sólo se tenga un evento de falla o corte cada 10 años. O que sólo se suspenda el suministro un día cada década. O sus equivalentes: 24 horas en esos 10 años o 2.4 horas al año. Con ello norman los cortes a una probabilidad de pérdida de suministro de 0.0274 por ciento.

Una evaluación más objetiva de las normas con las que se regula el suministro exige profundizar en lo que se denomina economía de la confiabilidad. Y esto obliga a reconocer que la falla, corte o afectación pueden tener diversos orígenes: 1) la generación; 2) la transmisión; 3) la distribución; 4) el suministro; 5) finalmente, la operación y el control del sistema. Dice Perogrullo que se atienden garantizando la existencia de equipos –plantas generadoras, redes de transmisión y de distribución, equipos de suministro y de control– suficientes y en buen estado. Pero económicamente no puede haber equipos de más ni de menos y con mantenimientos, primordialmente preventivos. Así, se originan conceptos relevantes como el de Margen de reserva, con el que hoy cerraremos. Este indica el excedente de capacidad de generación disponible sobre la demanda máxima de un sistema eléctrico. Sin contar equipos en mantenimiento y eventuales fallas. En los momentos de demanda máxima ocurren las mayores transferencias de potencia en líneas y transformación, requerimientos de compensación de potencia reactiva, menores márgenes de reserva operativa y riesgos en confiabilidad y seguridad operativa.

Es necesario analizar constantemente el comportamiento del sistema eléctrico para evaluar cinco aspectos claves del buen suministro: 1) congestionamientos en la red de transmisión (algo veremos de derechos financieros de transmisión) ; 2) sobrecargas en la transformación; 3) bajos voltajes en la red de transmisión; 4) pérdidas técnicas y no técnicas en esa red y en las de distribución; 5) factores de uso de la red y, en consecuencia, requerimientos de refuerzos en ella, en transformadores de potencia y en compensación de potencia reactiva capacitiva.

Más allá de estos tecnicismos, el hecho es que el asunto de la confiabilidad del suministro exige atención a múltiples aspectos. Y ahora más que nunca, con la nueva industria eléctrica y múltiples actores, los esfuerzos deben redoblarse. De reguladores. Pero también de consumidores. Es preciso evitar la falla. E imprescindible tener un margen de reserva óptimo. Ni de más. Ni de menos. El necesario para atender la demanda cada instante. Con todo y su volatilidad. Pero también redes y equipos requeridos para suministrar donde se requiera. Con competencia en generación y suministro, los esfuerzos deben ser mucho más definidos y coordinados. Sin duda.

antoniorn@economia.unam.mx