Cultura
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El otro soy yo
Periódico La Jornada
Domingo 28 de junio de 2015, p. a16

Cuando la violencia se ha convertido en palabra cotidiana y el vocablo paz es apenas referencia aislada en los medios de comunicación, si la guerra es un invento del ser humano, entonces éste es capaz de inventar una cultura de paz.

Así lo plantea el ensayista estadunidense David Adams en su libro Cultura de paz: una utopía posible, publicado en castellano por el sello Herder.

Recopila tres de sus obras en inglés y tiene otras dos propuestas: Ensayos de crítica feminista en nuestra América, de Benny Mendoza, y Celan: lector de Freud, de Arnau Pons.

Cultura de paz: una utopía posible reúne en un sólo tomo Historia de la cultura de guerra (The History of the Culture of War), La paz mundial a través de la democracia participativa: una estrategia para el movimiento global por una cultura de paz (World Peace through the Town hall: A Strategy for the Global Movement for a Culture of Peace) y He visto la tierra prometida: una novela utópica (I Have Seen the Promised land: A Utopian Novella).

Adams, también neurobiólogo, es coordinador de Culture of Peace News Network (cpnn-world.org) y participó en varios programas y declaraciones de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) en favor de la paz, como el Programa de la Cultura de la Paz, la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz y de la iniciativa de la Unidad para el Año Internacional de la Cultura de la Paz que dio como resultado el Manifiesto 2000, en el que los firmantes (75 millones de personas en el mundo) se comprometieron a construir una cultura de paz en la vida diaria.

El planteamiento de David Adams es que si el ser humano inventó la guerra y la violencia, entonces es capaz de inventar y construir la paz.

“En esta obra se percibe y se persigue una idea básica: si la guerra y la violencia son una creación, una construcción cerebral y cultural, el hombre puede inventar y construir la paz de manera racional e intencional, aunque para ello sea necesario que la mente interiorice el concepto del ‘otro’ basado en igualdad y aprendido por cotidianidad. El adagio ‘el otro soy yo’ debería ser la meta de la enseñanza familiar, escolar e institucional para reforzar el derecho humano a la paz, propuesto por la Unesco en 1997”, escribió el editor y traductor de la obra Roberto Emmanuele Mercadillo en la nota inicial.

Más allá de que la responsabilidad sea individual, Adams también hace un análisis del papel de la sociedad civil en la creación y práctica de esa cultura a través de movimientos por la paz y el desarme, ecologistas, de derechos humanos, por la democracia, de la mujer, y por el libre flujo de información, además de plantear el papel de los gobiernos locales.

Aunque su novela habla de una utopía, Adams no es un soñador, o al menos no totalmente: sabe que la cultura de paz debe ser entendida como un proceso, en el sentido original de la palabra cultura. No vamos a despertar una mañana y descubrir que hemos construido una cultura de paz.

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Construcción de un pensamiento

Uno de los movimientos a los que Adams se refiere es el de la mujer, entre cuyos logros más importantes de la sociedad civil se encuentran la obtención del voto, la elección de mujeres en cargos públicos y su trabajo en distintas posiciones de gobierno, y aquí es donde entra el siguiente libro: Ensayos de crítica feminista en nuestra América, de Breny Mendoza, quien señala en la introducción que se trata de artículos escritos a lo largo de 10 años y que hablan de cómo fue construyendo su pensamiento feminista a partir de la preocupación por el rumbo que tomaron los feminismos latinoamericanos en los años 90. Me refiero a su giro estadocéntrico y su ONGización.

El libro se divide en cuatro grandes apartados Colonialidad del género y epistemología del sur, Aportes feministas para una comprensión descolonial de la democracia, Una crítica a los feminismos trasnacionales y Miradas (in)disciplinadas.

Interesadas (e interesados) en los estudios del feminismo latinoamericano hallarán aquí artículos como La cuestión de la colonialidad de género, Crítica del debate contemporáneo sobre los imperios, Des-pensando los feminismos estadocéntricos de América Latina, La geopolítica de las ciencias políticas y los estudios de género en América Latina o Vidas yuxtapuestas: Mary Wollstonecraft y Sor Juana Inés de la Cruz, además de ensayos de diferentes investigadoras acerca de la obra de Mendoza.

Dimensión de la contra-poesía

El tercer título es Celan: lector de Freud, del poeta, traductor y ensayista catalán Arnau Pons, especialista en la obra de Paul Celan. Este libro, coeditado por Herder y el Institut Ramon Llull, es la transcripción de la conferencia que Pons ofreció en el Instituto del Campo Freudiano de Barcelona en mayo de 2003, con revisiones y notas, así como el diálogo que tuvo con el público que, entre otros, cuestionó el por qué diseccionar los poemas de Celan en lugar de leerlos sin más, por qué dar tantas explicaciones a un poema, y también sobre su trabajo como traductor de Celan, donde Pons respondió:

“El principal problema a la hora de traducir a Celan es que se pierde la dimensión de su contra-poesía, del combate que lleva a cabo contra el legado alemán. Cuando lo traduzco al catalán, se pierde ese contra-discurso –y eso supone perderlo todo. Otro problema son las citas, el intertexto. Ya he puesto el ejemplo de Freud: el lector catalán o castellano tendría que poder encontrar la referencia de igual manera que puede hacerlo el lector alemán.”

Texto: Ericka Montaño Garfias

libros@jornada.com.mx