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La escritora dio a conocer ayer su nuevo poemario en el foro de El Círculo Teatral

Confesiones de una divoviuda ofrece las facetas que componen a Perla Schwartz
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de julio de 2011, p. 4

Con música de saxofón y la lectura de algunos de sus textos, fue presentado el poemario Confesiones de una divoviuda, de la escritora y crítica de cine Perla Schwartz, quien comentó que en este trabajo pretende reflejar la vida interior y exterior de una mujer hipersensible que no siempre quiere arraigarse en su entorno.

Sin embargo –agregó Schwartz ayer sábado tras la presentación, realizada en el foro de El Círculo Teatral–, en vez de llorar lágrimas negras de desesperación, busca encontrar las chispas luminosas de su cotidianidad.

Consideró que su nuevo libro se encuentra muy imbuido por la cultura popular. En él hay referencias a boleros, tangos y al cine de Almodóvar y Woody Allen, así como a escritores como Neruda, Chéjov y Camus, y a cantantes como Edith Piaf.

La plaquette Confesiones de una divoviuda (Chihuahua Arde Editoras y Amarillo Editores) fue comentada por Michael K. Schuessler y Aline Pettersson, quien no pudo asistir pero envió un texto, leído por Catherine Bloch, mientras los actores Aleyda Gallardo y Antonio Monroy leyeron varios poemas, acompañados por el saxofonista Maxim González.

Schuessler dijo que Schwartz se puede autodenominar una chica Almodóvar y una Penélope trasnochada en el mismo poemario.

Estas dos características, agregó, indican que su trabajo es “un arte que abarca tiempos y espacios, estilos y perspectivas, y lo hace de tal manera que consideraría estos poemas como ‘versos posmodernos’ o tal vez ‘posmodivos’”.

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Perla Schwartz, durante la presentación de su poemario, donde la acompañaron Michael K. Schuessler y Aline PetterssonFoto José Antonio López

Petterson dijo que Confesiones de una divoviuda “da cuenta de un recorrido, frecuentemente desde una tercera persona que le permite tomar distancia, por momentos de la vida y por momentos de la otra vida: la interior, producto de su tiempo, su entorno, su origen, sus lecturas: ‘Confieso que he leído/ más de tres mil libros/ y he memorizado/ alguno que otro poema’”.

Schwartz, agregó Pettersson, busca, a través de sus versos, ir decantando o deteniéndose en asuntos y circunstancias que la han marcado, hasta asomarse a una libertad que ojalá nada ni nadie pueda arrebatarle ya, pese a las ausencias o carencias que la hieren. Y citó: Hoy/ en esta noche/ de Luna en cuarto menguante/ tu hija, la divoviuda,/ te pide/ mi Dios/ que le des luz/ para el renacimiento.

Destacó que en el poemario la mirada de Schwartz se refleja y refracta en un rango amplio. Se trata de ofrecer al lector las facetas múltiples que conforman a esta mujer. El largo poema es producto de la reflexión acuciosa y, me atrevo a pensar, también del deseo que quiere dejar el tiempo fijo entre sus líneas. Ese tiempo donde Perla se ha construido y derrumbado tantas veces acompañada de miles de cigarros, en cuyo humo busca echarse a volar.