La fracción del Partido Acción Nacional (PAN) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) propuso ayer reformas legales para que se puedan crear en esta capital zonas de tolerancia para el ejercicio de la prostitución, y a las personas que soliciten ese tipo de servicios fuera de esos puntos ya fijados por las autoridades delegacionales se les detendría y podrían enfrentar cárcel hasta por tres años.

La Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal, en su artículo 24, fracción séptima, considera falta administrativa el ejercicio de la prostitución, y castiga tanto a quien la practique como a quien la solicite con multa de 658 a mil 196 pesos. Y si no cuentan con esas cantidades serán arrestados en el Centro de Sanciones Administrativas conocido como El Torito, de 13 a 24 horas.

Ahora la bancada panista plantea convertir esa conducta en un delito penal.

En conferencia de prensa, el diputado Sergio Eguren expresó que las iniciativas que se han presentado para contener la prostitución en esta capital se han enfocado en combatir a los sexoservidores, pero no a quien demande sus servicios, por lo que ahora su propuesta va hacia éste.

De entrada, dijo que se modificaría la Ley Orgánica de la Administración Pública local para dar facultades a los jefes delegacionales de crear zonas de tolerancia para la práctica de esa actividad, con horarios definidos, y donde las autoridades de salud tengan controles de salud para la gente que se dedique a ello. Es decir, cualquier persona podrá acudir ahí a solicitar servicios sin que enfrente ninguna sanción ninguna de las dos partes.

La segunda modificación –expresó Eguren– es a la Ley de Cultura Cívica y al Código Penal locales, con el fin de castigar a los clientes que recurran al sexoservicio fuera de esos puntos, quienes enfrentarían de uno a tres años de prisión. En este caso, las autoridades estarían obligadas a ubicar las casas de citas, lugares de masajes o casas particulares que se presten a ello.

El legislador capitalino agregó que esa reforma ayudaría a combatir las redes de trata y explotación sexual de la gente que se dedica a la prostitución, incluido el uso de menores de edad, además de que al definirse esas zonas de tolerancia se afectaría lo menos posible a los capitalinos.