El subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, afirma que el normalismo mexicano hoy es más vigente que nunca y la reforma de las escuelas, iniciada hace tres años, así lo confirma, pues ningún subsistema de educación superior ha mejorado tanto en un plazo tan breve.

Enfatiza que la transformación de las 265 normales públicas no radica en la regulación de la matrícula, pero advierte que la restricción de ésta llegará a lo que sea necesario. De lo contrario, se generarán profesionales frustrados sin posibilidad de desarrollarse. Uno de cada tres normalistas está desocupado, disponible o no disponible y entre los que sí tienen empleo 24 por ciento laboran en actividades distintas a la enseñanza.

En entrevista con La Jornada, el funcionario adelanta que la universalización de la reforma en los centros formadores de docentes será en el ciclo 2012-2013, periodo en que ya estarán en marcha los nuevos mapas curriculares de las ocho licenciaturas de docentes. Confirma lo publicado por este diario en el sentido de que las licenciaturas de prescolar y primaria –con las que dará inicio la modificación curricular en agosto próximo– incrementarán de cuatro a cinco años su plan de estudios.

Como parte de esta transformación inédita en el último trienio, ofrece cifras: los estudiantes de licenciatura en educación prescolar aumentaron de 25 por ciento en 2006 a 66 en 2010, en la categoría de satisfactorio y sobresaliente, y los alumnos de la licenciatura en educación primaria incrementaron de 48 a 57 por ciento en estos niveles de desempeño en el mismo periodo. Esto, en el examen general de conocimientos.

De igual forma, los egresados de normales públicas han obtenido los mejores resultados en la prueba de ingreso al servicio docente en los pasados tres años y, en la más reciente evaluación, casi 50 por ciento acreditó, con lo que se colocaron por encima de instituciones públicas y privadas.

Expresa que la premisa fundamental del cambio es formar mejor a los futuros docentes y, en consecuencia, invertir en la capacitación de los maestros y en su desarrollo profesional, que descansa, en buena medida, en el potencial humano.

Según la idea de que el perfil deseable de los mentores sea muy parecido al del profesor universitario, la reforma curricular plantea un cambio radical en planes y programas de estudio: formación en competencias, aprendizaje de una segunda lengua, mayores habilidades digitales y más carga disciplinar. Antes se ofrecían dos cursos de matemáticas; ahora serán cinco. En lenguaje, gramática y contenidos asociados había también dos cursos; la nueva currícula tendrá cinco.

De ahí que, insiste, la reforma no es la regulación de la matrícula. Pero acepta que la disminución de ésta obedece a un proceso de planeación que responde a un grave desequilibrio entre la demanda de egresados y la oferta de plazas disponibles en el examen nacional de ingreso al servicio docente.

Alrededor de 30 mil personas egresan cada año de las normales. Del total, 15 mil pasan el examen y los otros 15 mil buscarán otras opciones en instituciones privadas, en los centros del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) o por la vía de los contratos temporales. Puntualiza que dos de cada tres que concluyeron la normal se declaran ocupados y el resto está desocupado, disponible o no disponible. Sin embargo, la presión continúa porque esos 15 mil no encontraron una plaza permanente, destaca.

La reducción de la matrícula será en función de las dinámicas de largo plazo, entre otras, la demografía, pues no se puede omitir la tendencia acelerada de la disminución de la fecundidad y el número limitado de niños.

Además de lo anterior, existe un recambio generacional en la oferta de maestros disponibles en el servicio educativo nacional. De este modo, considera, el problema central es la disponibilidad de plazas y no cuántos están desempleados.

Y añade: No me parece que la regulación de la matrícula sea un tema de litigio si se abren al mismo tiempo otras opciones y se diversifica la oferta educativa en el país.

Por otra parte, puntualiza que dicha restricción no es una decisión de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sino de cada estado: nosotros diseñamos una metodología para que cada entidad evalúe su situación.

Al mismo tiempo da a conocer que se regularán las normales particulares, para lo cual se detonarán inspecciones con la finalidad de garantizar que la educación que se imparta en estos centros sea la adecuada. De igual modo, se reglamentará la autorización de dichas escuelas, tal como se ha hecho con el reconocimiento de validez oficial de estudios (RVOE).

Por último, Rodolfo Tuirán subraya que los detonadores de esta reforma, cuyos trabajos se iniciaron en septiembre de 2008, fueron, entre otros, la necesidad de tener mejores indicadores de desempeño de los docentes, así como acompasar con la reforma de educación básica. El normalismo mexicano aún tiene mucho que ofrecer en la formación inicial de docentes, concluye.