Berlín. 13 de febrero. Los cambios en la tecnología y la estética de la industria fílmica con la introducción de producciones en tercera dimensión son parte de la 61 edición de la Berlinale. Dos grandes directores alemanes, Wim Wenders y Werner Herzog, presentaron ayer sus películas.

Pina es la cinta realizada por Wim Wenders dedicada a la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch, icono de la danza-teatro experimental y la figura internacional de mayor renombre en la escena de este arte.

La larga amistad entre Bausch y Wenders los había llevado a planear hace años la realización de una película dedicada al trabajo de Pina al frente del Wuppertal Tanztheater, que dirigía desde 1973.

La repentina muerte de Pina Bausch, en junio de 2009 –a los 69 años, víctima de un cáncer diagnosticado sólo cinco días antes de su deceso–, no mermó los planes de Wenders, aunque sí provocó un cambio total en la concepción de la película. “Los planes cambiaron de un día para otro. Inicialmente queríamos hacer una película tipo road movie, entre Sudamérica y Asia”.

Diálogo con la coreógrafa

En conferencia de prensa posterior a la proyección de Pina, Wenders declaró. “Ella ya no estaba físicamente cuando hicimos la cinta. De hecho realizarla fue una especie de duelo, aunque no fue un trabajo triste; ella estaba detrás de mis hombros y constantemente yo le preguntaba: ‘Pina, ¿te parece bien esto’?”

La tecnología en 3D proporcionó a Wenders los recursos estéticos y la dimensión del espacio para plasmar en la pantalla la fuerza emocional de la danza Bausch, su visión sobre el alma del ser humano y la manera en que ésta se proyectaba en el movimento del cuerpo.

Las coreografías para el planeado filme habían sido escogidas por ambos años atrás, Café Müller, La Consagración de la primavera, Vollmond (Luna llena) y Kontakthof. Los escenarios escogidos por Wenders se mueven entre las calles de la ciudad de Wuppertal, las montañas, un vieja fábrica o una piscina.

Durante 100 minutos el espectador de Pina realiza un viaje que lo lleva a explorar el mundo creado por la bailarina alemana: su lenguaje, la ambivalencia entre su frágil figura y la fuerza de su arte en algunas escenas introducidas entre las coreografías y los testimonios de los bailarines.

La voz de los integrantes del Ensamble Wuppertal Tanztheater refleja la atmósfera de confianza que cada uno experimentaba siendo parte del grupo; algunos dejaron de ser jóvenes junto a Pina; incluso se incorporó a la compañía la hija de una pareja de bailarines. En palabras de Julie Shanahan, Pina me ha observado los últimos 22 años de mi vida más que mis propios padres.

Trabajo con ángeles sería la expresión que utilizaba la coreógrafa alemana al referirse a sus bailarines. Todos coincidieron en expresar: Todos y cada uno de nosotros somos una parte de Pina y ella cargaba también con una parte de todos nosotros.

Cave of forgotten dreams (La cueva de los sueños olvidados), documental de Werner Herzog, será, a decir del director alemán, el único trabajo que realice en tecnología de tercera dimensión. En 1994 en el sur de Francia fueron descubiertas las pinturas rupestres más antiguas de que se tenga noticia, de más de 30 mil años de antigüedad. El viaje al interior de las cuevas Chauvet (llamadas así por el nombre su descubridor, el investigador Paul Chauvet) permitió a Herzog con su equipo (sólo tres técnicos) realizar esta película para ser mostrada al mundo.

Ningún mortal, además del equipo de investigadores, está autorizado a visitar las cuevas. Con el fin de llevar al público este impactante descubrimiento, tiempo atrás las autoridades francesas planearon escoger un cineasta que realizara un documental por la simbólica cantidad de un euro.

Viaje fantástico

Herzog fue el elegido. Usando recursos elementales, dadas las restricciones de los investigadores, como una iluminación mínima, Herzog logra transportar al espectador a una especie de viaje fantástico donde pueden verse alrededor de 400 pinturas en las cuales se representan animales como caballos, mamuts, bisontes, tigres, así como huellas de humanos, huesos de animales calcificados e incluso la huella de la realización de algun ritual que a decir de los investigadores, da testimonio de la vida espiritual del hombre prehistórico.

“Después de este descubrimiento, más que hablar del Homo sapiens debería de hablarse del Homo espiritus”, en palabras de los investigadores franceses.

Herzog mismo narra en inglés paso a paso el camino en la profundidad de la cueva, las imponentes figuras calcificadas a lo largo de miles de años, el arte plasmado en las superficies de la cueva. El documental se completa con entrevistas a los arquólogos, etnólogos o paleontólogos que trabajan en ese sitio y la investigación en curso que desde el descubrimiento se lleva a cabo.

Cave of forgotten dreams se convertirá, con toda seguridad, en un documental clásico.