Antes, protesta por ley antidescargas; Internet, la salvación de nuestros filmes: De la Iglesia
Javier Bardem, mejor actor protagonista por Biutiful
El mexicano Antonio Riestra, colaborador de la cinta catalana multipremiada, fue galardonado por mejor fotografía
Lunes 14 de febrero de 2011, p. a13
Madrid, 13 de febrero. Pa negre (pan negro, en catalán), película sobre el drama de la posguerra española, que muestra la violencia, hambre y desolación vividas, fue la gran triunfadora de los premios de la Academia del Cine español, con nueve Goyas, incluida mejor fotografía, del mexicano Antonio Riestra.
Javier Bardem, protagonista de Biutuful, del mexicano Alejandro González Iñárritu, fue distinguido como mejor actor protagonista en la ceremonia de estos galardones –que cumplen 25 años–, la cual arrancó con una protesta de cientos de personas que se congregaron junto al Teatro Real de Madrid, escenario por primera vez de la fiesta más importante del cine español, para rechazar la polémica ley antidescargas contra la piratería en Internet.
Escrita y rodada íntegramente en catalán y plasmada en la pantalla en color sepia, Pa negre se convirtió en la protagonista de la gala de los premios Goya, con candidaturas tan diversas y antagónicas como el propio cine español.
Historia arriesgada
La historia de este filme observa la desesperanza, el hambre y la frustración a través de los ojos inocentes de un niño que ve cómo poco a poco se desmorona su inocencia.
Como dijo su productora, Pa Negre era una historia arriesgada, tanto por abordar de nuevo uno de los temas más recurrentes del cine español de la segunda mitad del siglo XX –la Guerra Civil y sus consecuencias–, así como por haber sido rodada en catalán, idioma que despierta ciertos recelos y hasta antipatía en el resto del país, sobre todo en Madrid.
El director del filme, Agustín de Villaronga, reunió a un grupo de artistas y creadores –la mayoría catalanes– para realizar la que muchos ya consideran una de las películas más estremecedoras y sinceras sobre la posguerra española. Los académicos reconocieron su aportación con nueve premios, incluidos mejor película; mejor dirección; mejor actriz principal, con Nora Navas; de reparto, con Laia Marull, y uno especialmente importante para el filme –en blanco y negro– el de fotografía. El mexicano Antonio Riestra fue el responsable de trasladar al espectador esta realidad en sepia, cambiando en registro de sus anteriores trabajos en cine, en películas como Normal, Mr. Blue y Zrcadlo (aún sin estrenar).
El segundo filme con más estatuillas del mítico artista plástico español fue para También la lluvia, de Icíar Bollaín, que cuenta tres historias, que en el fondo son una misma: el drama de la Conquista de América por los españoles, centrado en la sangrienta colonización de República Dominicana por Cristóbal Colón; los egos y la superficialidad que en ocasiones persiste en el mundo del cine, y la Guerra del Agua, ocurrida en Bolivia en la década de los 90, que protagonizó el pueblo de Cochabamba contra el intento del gobierno de expropiarles este recurso natural, lo que derivó en una masiva movilización social.
Otra película con tres premios fue Buried, de Rodrigo Cortés, rodada íntegramente en inglés, que cuenta una historia asfixiante de un hombre que es enterrado vivo. Balada triste de trompeta, de Álex de la Iglesia, fue reconocida con dos premios, igual que Lope, inspirada en el creador del soneto, Lope de Vega.
Biutiful, de González Iñarritu, que está nominada para siete premios, únicamente logró el de mejor actor protagonista, por el papel interpretado por Javier Bardem. Mientras, Infierno, de Luis Estrada, finalmente no obtuvo el premio al que estaba nominada, al ser elegida mejor película hispanoamericana la chilena La vida de los peces.
Uno de los momentos más emotivos de la gala fue cuando se concedió el premio al mejor documental a Bicicleta, cuchara, manzana, que cuenta la historia de la lucha contra el Alzheimer del político catalán Pasqual Maragall.
En la gala también hubo momentos para volver a ventilar la tensión y la polémica que precedió a los premios, con el hasta hoy presidente de la Academia, Álex de la Iglesia, enfrentado al gobierno, y la ministra de Cultura, la también cineasta Ángeles González-Sinde, por la aprobación de la nueva ley de descargas.
El director español, autor de filmes como La comunidad, señaló que las reglas del juego han cambiado; a los internautas no les gusta que los llamen así; son ciudadanos y son el público del cine. Y esa gente no va al cine porque está delante de un ordenador. No tenemos miedo a Internet porque representa la salvación de nuestro cine. Internet no es el futuro, como algunos creen: es el presente. Debemos adelantarnos con un modelo de mercado que tenga en cuenta a todos
, sostuvo en la gala, en la que estuvo sentado junto a González-Sinde.
El 25 de enero pasado el cineasta anunció que dimitiría al frente de la Academia Española de Cinematografía después de la Gala de los Premios Goya a lo mejor de 2010, por su desacuerdo con la llamada ley Sinde, la norma para regular las descargas en Internet.
Dos días después dio a conocer que se mantendrá en el puesto hasta la celebración de nuevas elecciones, a realizarse dentro de un plazo máximo de tres meses.