SUPLEMENTO ESPECIAL      2 DE OCTUBRE DE 2008
DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE

“¡Prensa vendida!”

Blanche Petrich


Cartón publicado el 3 de octubre de 1968 por Abel Quezada en el periódico Excélsior Foto cortesía de Abel Quezada Rueda, tomado del libro Memorial del 68, editado por la UNAM

El periodismo de México en 1968 recibió desde las calles una sanción clara e inequívoca: “¡Prensa vendida!” La mayor parte de los dueños de los medios de comunicación, los O’Farril y los García Valseca, los Azcárraga y los Alarcón, volcados en aplaudir en los banquetes la “mano firme” y la “respuesta ejemplar” del presidente Gustavo Díaz Ordaz ante la “conjura, no acusaron recibo de este juicio popular. El diario Excélsior, donde Julio Scherer acababa apenas de tomar las riendas, se indignó. Dice su editorial del 14 de agosto: “Los que gritan prensa vendida no son capaces ni remotamente de demostrar que esto es cierto”.

Las huellas impresas que hoy se resguardan en las hemerotecas demuestran, sin embargo, que esa consigna reflejaba una verdad que hoy sólo unos cuantos discuten: para que el autoritarismo priísta funcionara como lo hizo durante siete décadas, requirió de la complicidad y la obediencia de los dueños de los medios de comunicación.

Para lograrlo, el Estado cultivó la corrupción de periodistas que fueron agentes, delatores, escribanos y linchadores por encargo. Y si esa vía no era eficaz, echaba mano de la amenaza, la censura, la asfixia económica, la represión. Los periódicos fueron generosos con las múltiples voces del conservadurismo más rancio; omisos, en cambio, para quienes protagonizaron con su activismo la lucha más significativa de su siglo.

Casi dos décadas después, el propio Scherer hacía una rectificación en su libro Los Presidentes (primera edición, 1986): “Habíamos escamoteado a los lectores capítulos enteros de la historia de esos días. Sabía bien que en nuestras manos había estado la decisión de cumplir o no con ese trabajo, pero también sabía que el presidente no había propiciado el mejor clima para el desarrollo de una información irrestricta”.

Hace 10 años, con motivo del 30 aniversario del 2 de octubre en Tlatelolco, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) editó un tomo notable, Antología Periodística, 30 años después, un esfuerzo de Aurora Cano. Es una selección de materiales publicados entre julio y diciembre de 1968 en seis diarios de la ciudad de México: Excélsior, Novedades, El Universal, El Sol, El Heraldo y El Día. Son 600 piezas facsimilares, cuya lectura nos permite conocer, en sus propias voces, la batalla de ideas que se entabló esos días entre el discurso dominante del anticomunismo, servil ante el poder, y algunas mentes progresistas, que 40 años después siguen siendo referencia del pensamiento crítico: Pablo González Casanova, Rosario Castellanos, María Luisa Mendoza, Ermilo Abreu Gómez, Alejandro Gómez Arias, el entrañable monero Abel Quezada, Rodolfo Peña y Daniel Cossío Villegas, entre otros.

Las cabezas de las notas periodísticas que dan cuenta de las manifestaciones, los choques entre estudiantes y policías, el bazucazo en la Preparatoria Uno, usan términos como “la furia desatada de los estudiantes”, las “manos extrañas en los disturbios”, los pandilleros, los greñudos, los agitadores, la conjura comunista.

Sin excepción, los periódicos defienden la ocupación militar de las escuelas de educación superior. Como contrapeso, artículos de Froylán López Narvárez, Hugo Hiriart y Fernando Carmona Nenclares oponen “la razón de los estudiantes” contra el abuso de la fuerza policiaca.

El Día ofrece espacios importantes a las voces del movimiento con la publicación de inserciones pagadas, que fueron la única vía que durante décadas el movimiento popular tuvo para hacer oír su voz.


Portada de El Heraldo de México, del domingo 28 de julio de 1968

Algunas cabezas del día del Informe presidencial: El Heraldo: “Defenderé a México y arrostro las consecuencias: GDO”. El Universal: “Toda la energía, si es necesario”; Novedades: “Haremos nuestro deber”.

En Excélsior, el 13 de septiembre, Pablo González Casanova pide, en esa hora, cuando ya se preparan las bayonetas y los tanques, que se opte por el diálogo, que se reconozca la legitimidad del pliego petitorio estudiantil. O se opta por un cambio en la forma como se ha manejado la crisis hasta ahora –advierte– o se opta por el empleo de la fuerza pública, que tendrá que ser “sin precedentes en la historia contemporánea”, dada la magnitud que ha alcanzado el movimiento.

Ante la invasión militar en la UNAM, El Día publica un desplegado con una fuerte condena. Firman 200 personajes, entre ellos Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Juan de la Cabada, Fanny Rabel, Efraín Huerta, Carlos Monsiváis, Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, Gilberto Aceves Navarro, Ramón Xirau, la crema y nata de la cultura.

El 3 de octubre son pocos los espacios para el luto. Perdurable en la memoria, el cartón de Quezada, su rectángulo negro.