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Testimonio tomado del libro De viva voz. Testimonios de mujeres jóvenes sobre la
interrupción del embarazo, editado por la organización civil Decidir, coalición de
jóvenes por la ciudadanía sexual. Para obtener la publicación visita la página www.
decidir.org.mx o escribe a contacto@decidir.org.mx |
Ilustración: Margarita Sada.
Tomado de De viva voz |
Andrea es una joven que decidió terminar
con un embarazo de siete semanas, pese a que
todavía estaba penalizado. Fue una experiencia
muy difícil, incluso traumática, pero fue la
decisión que consideró más acertada. “Cuando
le dije a mi novio sobre el embarazo se alejó
totalmente de mí. Aborté cuando tenía siete
semanas con tres días. Una compañera de trabajo
me acompañó en el proceso.
“Cuando me enteré de la noticia del embarazo,
a mi corazón llegó un palpitar muy
fuerte y una sensación extraña al vientre, y
me dio gusto y tuve tantos deseos de gritarlo
al mundo entero. Corrí a contar la noticia a
mi pareja, por un momento creí que le daría
gusto, pero su reacción no fue la esperada.
Creo que sintió tanto o más miedo que yo y al
momento dijo que estaba bien, que pensaría
las cosas. Pensé que era parte de la noticia el
que él no supiera cómo actuar, pero pasaron
las semanas y ya no me buscó, le llamaba por
teléfono y contestaba muy cortante y cortaba
la llamada diciendo que estaba ocupado. De
pronto el trabajo fue más importante para él
y ya no tenía tiempo de verme. Desde que
le dije que seríamos padres sólo lo volví a ver
una vez más cuando me dijo que si yo decidía
continuar con el embarazo tendría que hacerlo
sola, pues él no estaría conmigo, y si decidía
no continuar de igual forma no estaría conmigo.
Lloré toda la noche, vi llegar el amanecer y
mi cabeza dio un sinfín de vueltas.
“Mi decisión fue no continuar. No es lo que
quiero para otro ser; deseo una familia, un
hogar. Sé que la vida no es color de rosa, pero
deseo que esa persona a la que le darás un hijo
se alegre por ello y te vea como la mujer más
hermosa por traer en las entrañas un pedazo
de vida. Eso quiero para mi futuro, quiero traer
al mundo a un ser que lo llenen de amor.
Hablé con una amiga, quien me dio el
nombre de unas pastillas, busqué información
en Internet y hablaba de un 96 por ciento de
efectividad, pero requería de mucho cuidado
y hablaba de mucho sangrado durante seis u
ocho semanas, y también encontré la parte
donde decía que debería tener un contacto profesional, por si hubiera una hemorragia.
Sentí miedo. Al día siguiente una compañera
del trabajo se acercó a mí porque hacía días
que me veía triste. Con el sentimiento a flor
de piel, le conté lo que me pasaba y platicó
mucho conmigo, ella a mi misma edad pasó
por lo mismo y tampoco recibió el apoyo que
esperaba del padre y decidió no continuar; me
contó su experiencia y me dijo que si yo decidía
no seguir, ella me podía llevar a donde había
ido (ya hace nueve años), ella me dio la confianza
pues yo tenía miedo a que me hicieran
un legrado que me dañara y me dejara incapaz
de concebir más adelante.
“Hay momentos en que el corazón se mueve
a tal grado que duele mucho, los impactos que
recibe conforme al recuerdo de mi experiencia,
son muy fuertes. Puedo decirte que por
un momento me sentí muy sola, con mucha
incertidumbre y con mucho miedo, pero un
miedo diferente, indescriptible. Tuve muchos
sentimientos encontrados. Tengo momentos
de profunda melancolía y tristeza, hay momentos
en que pienso como sería mi vida si hubiera
continuado, pero de pronto llegan a mi mente
cosas que desfavorecen a ese ser y lloro aún
más por esta dura experiencia. Pero sigo caminando
y formando una nueva ilusión de vida.
Debo confesar que todo está muy difícil y lleno
de matices, pero Dios sabe que no soy tan mala
y que en verdad deseo retomar mi paso y mirar
diferente las secuelas de esta cruel experiencia. |