Matsuzaka, jugador más valioso del juego, permitió una carrera en cuatro entradas
En vibrante 10-6 a Cuba, la novena de Japón ganó el primer Mundial de beisbol
Ampliar la imagen Ichiro Suzuki (cinco) y Tsuyoshi Nishioka (siete), luego de anotar las carreras nueve y diez para la escuadra japonesa Foto: Reuters
Ampliar la imagen Frederich Cepeda recibe felicitaciones de Leslie Anderson tras conertar un jonrón en la octava entrada Foto: Ap
San Diego, 20 de marzo. Cuba, que derribó a equipos plagados de grandes luminarias, no pudo con el relativamente modesto equipo japonés y cayó 10-6 en la final del primer Clásico Mundial de beisbol.
La escuadra japonesa atacó furiosamente al pitcheo antillano en la primera entrada para lograr una ventaja de 4-0, que estuvo en riesgo pero nunca superada.
Ichiro Suzuki, uno de los únicos dos peloteros de Grandes Ligas que alineó con el conjunto asiático, resultó el héroe del partido en un rebosante Petco Park. El jardinero, quien pertenece a los Marineros de Seattle, conectó de 4-2 y encendió una ofensiva japonesa que le redituó a su equipo un par de anotaciones en la quinta entrada, con un doble, para alejarse en la pizarra 6-1. Anotó dos carreras.
La primera carrera de Cuba, que llegó a su trigésima séptima final consecutiva en un torneo internacional, fue producto de un batazo de cuatro esquinas del paracorto Eduardo Paret en la primera entrada, luego de que los japoneses habían castigado a los lanzadores antillanos.
La escuadra cubana, que dejó fuera del torneo a los poderosos equipos de Puerto Rico y la República Dominicana, cuya nómina salarial se eleva por ahí de los 470 millones de dólares, se vio desesperada ante el tempranero ataque japonés y fue presa de los cuatro pitchers nipones utilizados por el legendario mánager Sadaharu Oh, quienes les recetaron ocho chocolates y salieron airosos de situaciones de peligro auxiliados por un par de dobles matanzas, una en la sexta entrada cuando Cuba pisó la registradora dos veces y otra un episodio después.
Luego de un out, Munenori Kawasaki empezó el festín asiático de la entrada uno con sencillo. Suzuki, se embasó por base ante los disparos de Ormari Romero, que abrió en la loma por Cuba. Nobuhiko Matsunaka dio otro imparable para llenar la casa y despedir a Romero del montículo. El relevista Odelín golpeó al siguiente bateador para propiciar la primera carrera. Ponche a Tomoya Satosaki fue el segundo out pero vino otra base y luego Imae dio hit para producir los demás timbrazos.
Daisuke Matsuzaka nulificó a los fuertes aporreadores cubanos, salvo el cuadrangular de Paret, primer hombre al que enfrentó, y en la segunda entrada sacó los tres outs por ponche, el último a Michel Ramírez, cuando el designado Yoandy Garlobo se había embasado por sencillo al prado derecho.
Los cubanos, que han hilvanado una impresionante cadena de cuatro finales olímpicas, 20 mundiales y 12 Copas Intercontinentales, despertaron en el sexto con imparables ligados de Ariel Borrero, Frederich Cepeda y Lázaro Urrutia despues de Yulieski Gourriel se había embasado por pecado del Munenori Kawasaki en el short, pero el peligro se esfumó cuando Ramírez roleteó para un doble play.
En la octava, Cuba amenazó mediante jonrón de Cepeda quien se llevó por delante a Gourriel embasado por sencillo, pero Urrutia y Garlobo, buscando el batazo grande, únicamente elevaron para terminar la entrada.
Debacle caribeña
La debacle de los caribeños sobrevino en la novena cuando Japón pisó la goma en cuatro oportunidades en orgía bateadora que empezó Tatsuhiko Kinjoh ante la impotencia del zurdo Adiel Palma, que estaba en el cerrito desde la quinta entrada, y otros cuatro compañeros. El ataque oriental consistió de otros tres sencillos combinados con dos boletos.
En el cierre del partido hubo una llama de esperanza para Cuba al abrir la tanda Ariel Pestano con doble, Ramírez lo avanzó con elevado al derecho, y anotó con sencillo de Paret, pero Akinori Otsuka cerró a tambor batiente por Japón, con ponches para los peligrosos Ramírez y Gourriel para ceñirse el título de este primer certamen mundial no amateur.
Bud Selig, alto comisionado de las Ligas Mayores de Beisbol, organizadoras del certamen junto con la Asociación de Jugadores Profesionales de los Estados Unidos, hizo entrega de las medallas a los jugadores de los equipos.
Asimismo, entregó una medalla de oro al mánager de la novena japonesa, Sadaharu Oh, y pocos segundos después le hizo la entrega del trofeo que acredita a Japón como primer campeón.
Daisuke Matsuzaka fue considerado el jugador más valioso del encuentro y premiado por Tom Lasorda.