Rossana Rossanda
Tres preguntas, tres respuestas
Estoy aquí como marxista, no tengo un afán infinito de renovación teórica y estoy sentada, quizá no por casualidad, al otro extremo de Marco Revelli. Sobre la propuesta que hacen los zapatistas, probaré a formular tres preguntas y tres respuestas. Si se me pregunta: Ƒconstituye la propuesta de los zapatistas una innovación política, estratégica y radical en el escenario político? ƑDe alguna manera representa el nacimiento de una nueva subjetividad? Mi respuesta es sí. La segunda pregunta sería si la experiencia zapatista puede constituir un elemento de desestabilización del imperio estadunidense en el mundo y, en ese sentido, si es posible conectarla con Europa. Aquí respondería que no sé, que no estoy convencida de ello. Finalmente me preguntaría si resulta útil en Europa el movimiento zapatista como modelo estratégico de la política, si puede servir para cambiar las cosas. Aquí respondo que no.
Respondo que sí a la primera cuestión, y me han resultado muy interesantes las intervenciones precedentes, porque en el panorama latinoamericano en general realizan una crítica a la política de los partidos. Cuando estuve allá, entre el 68 y el 74, en Chile, México o Argentina, la política no era solamente la del movimiento obrero; era la del pueblo, la de las revueltas estudiantiles. Y a la pregunta que me hacía entonces, si era Cuba una excepción o un modelo, podemos responder que ha constituido una excepción. Pero creo que también de esta derrota, la de mi generación, proviene la sensibilidad de un extraordinario ejército armado que, sin embargo, no toma el poder y solamente usa las armas si es atacado. Este sentido de la no violencia nace también de los resultados desastrosos de un intento asimétrico de toma del poder.
No soy capaz de hacer ningún juicio moral del gesto de un kamikaze, porque he crecido de tal manera que pienso que el hecho de que cada día 40 millones de personas mueran de hambre es la violencia más terrible. No puedo decir, por tanto, que soy una no violenta. Sin embargo, cuando la no violencia todavía no estaba de moda, los de Il Manifesto decíamos que cualquier toma del poder mediante la violencia acaba ejercitándola sobre la propia vida. Creo que ésta es una lección de la historia y me parece que este concepto representa la cuestión más extraordinaria e interesante en el movimiento zapatista.
En cuanto a la forma en la que se constituye la experiencia zapatista, creo con certeza que la construcción de una subjetividad forma parte de la objetividad del mundo: un mundo que presenta ciertos elementos de rebeldía es objetivamente diferente de un mundo que no los tiene.
Sin embargo, en cuanto a la segunda cuestión, si el zapatismo desplaza o ha desplazado ya los equilibrios mundiales subcontinentales, realmente no sé si se puede responder que sí lo ha hecho. En todo lo que he escuchado hoy, creo que se pone un énfasis exagerado -quizás me equivoque- en los resultados obtenidos. El movimiento de los consejos o, mejor, de los municipios, la necesidad de una política que se organiza de manera autónoma, es un intento que recuerdo. No me escucharéis decir que cuanto acontece allá, o aquí en los centros sociales, puede desplazar equilibrios. Posiblemente represente el límite de una experiencia que se pone al lado de los poderes existentes, y durante cierto periodo vive y experimenta la subsistencia de las personas, lo cual sin duda es importante.
Por último, pienso en los resultados en el terreno del altermundismo, por ejemplo en Cancún, donde se ha obtenido el resultado extraordinario de obstaculizar el mecanismo del imperio estadunidense, que ha obligado a Estados Unidos a hablar en términos de acuerdos bilaterales y ya no de redes que lo apoyan. No obstante, creo que no podemos dejar de pensar en que estamos en una sociedad incluyente y homologante y, por ejemplo, en el terreno de los derechos políticos, tenemos un mecanismo de inclusión que no es otra cosa que el dominio del sistema económico de producción y de consumo. Niego que se pueda sostener que con los municipios, en Roma más que en Palermo, se pueda frenar este dominio del consumo, es más, de las posibilidades que son la otra cara del consumo y que condicionan nuestra vida en el llamado "Occidente desarrollado".
La pasión por la libertad y la igualdad, tan presente en la Revolución Francesa, expresaba el deseo de no ser condicionados al nacer por el estatus de origen, que el ser hijo de un conde fuera mejor que el de uno del tercer estado. Hoy el capitalismo ha sido capaz de convencer a todos de que no existen límites objetivos a la posibilidad de crecer, de enriquecerse. Y la guerra, en este contexto, resulta funcional para recuperar la economía: es un círculo en el que la guerra produce terrorismo, el terrorismo las razones de esa u otras guerras, hasta llegar al reparto del pastel, en términos económicos, de la reconstrucción de Irak. En este aplanamiento de las oportunidades hay algo que organiza las cabezas, el crecimiento de nuestros países. ƑQué sentido tiene para nosotros decir que nos gobernamos de manera directa? No es una casualidad que Marcos diga que el riesgo de esta globalización y homologación sean las resistencias arcaicas, como los fundamentalismos religiosos o el terrorismo de los kamikazes, que pueden actuar movidos por la desesperación. Marcos lo ha entendido, pero no creo que la experiencia zapatista sea la posibilidad estratégica para nuestros estados, devorados ya por la economía.
El problema que todavía permanece es el de las relaciones y el modo de producción.
Traducción: Angel Luis Lara