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México D.F. Martes 23 de diciembre de 2003

ITACATE

Cristina Barros y Marco Buenrostro

Colación

EN ESTOS DIAS navideños, los muchachos "que son muy tragones" estarán felices, porque entre las muchas golosinas que aparecen en las mesas mexicanas estará la colación.

ESA PALABRA SE relacionó originalmente con el "agasajo que se da por las tardes para beber, que ordinariamente consta de dulces, y algunas veces se extiende a otras cosas comestibles..." Así lo define el Diccionario de Autoridades publicado en 1726. Colación era también cualquier comida ligera, por ejemplo, la que se daba en los días en que había que ayunar; una de las fechas más señaladas para el ayuno en tiempo de nuestros abuelos era precisamente la Nochebuena, pues había que tomar algo ligero, como chocolate con pan, buñuelos o frutas secas para estar listo y comulgar en la misa de gallo, que era a las 11 de la noche.

POCO A POCO ESTA palabra significó, en el español de México, el obsequio que se da a las personas que concurren a las posadas, y también, añade Francisco Santamaría, parte del relleno de las piñatas "que es costumbre romper en esos días". Tuvo además como acepción el último servicio de la mesa en Nochebuena.

EN EL NUEVO cocinero mexicano en forma de diccionario se dice que la colación consistía de "fuentes bien surtidas de cacahuates y toda especie de frutas secas, como almendras, avellanas, piñones, higos, pasas, plátano pasado, coco, coquito de aceite, etcétera; de confites de todas clases y figuras, pastillas, bocadillos, empapelados, turrones y dulces en caja o cubiertos, que hacen la delicia de los convidados, principalmente de los niños y jóvenes".

AÑADE EL AUTOR o autora que estas fuentes llenas de colación debían distribuirse simétricamente en las mesas, "poniéndose cuando menos dos de cada cosa, para que por ambos extremos (...) se pueda tomar de todo, sin causar incomodidad ni molestia alguna al disponerse el plato de cada convidado". Lo que traducido significa que la abundancia impedía los empellones y codazos de los más golosos.

LOS CONFITES QUE aparecen en la apetitosa lista anterior, aunque se podían hacer en casa, solían ser elaborados por los confiteros; en la época colonial eran tantos, por ser el oficio tan buscado, que formaban un gremio; no sólo elaboraban confites, sino muchos otros dulces. Quien deseara tener una confitería tenía que pasar por un entrenamiento. Había un recipiente para guardar confites: la confitera. Hoy los confiteros han desaparecido y las confiterías también; se conservan, en cambio, las dulcerías.

LA PALABRA CONFITE está documentada en 1330. Joan Corominas señala en su diccionario etimológico que proviene del catalán confit, cualquier dulce de fruta; por eso las mermeladas aparecen como confituras en algunos libros de cocina. Antiguamente, en las fiestas de carnaval se arrojaban confites como los que conocemos hoy; se han remplazado por el conffeti, plural de confetto en italiano.

macri@avantel.net

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