El puente entre la isla y la diáspora se tiende a contracorriente, dice el diplomático
La mayoría de los cubanos en Miami están en favor del diálogo, señala Luis Ortiz Monasterio
BLANCHE PETRICH ENVIADA
Guadalajara, Jal., 3 de diciembre. Los protagonistas de la política de cualquiera de las ''dos orillas" -la Cuba insular y la de la diáspora- no lo quieren reconocer. Pero ''los puentes que existen entre ambas comunidades son más grandes e importantes de lo que creen", sostiene Luis Ortiz Monasterio, embajador de México en Colombia. ''Es más -agrega-, este puente será el único en la historia que se construye a contracorriente de la voluntad de sus constructores".
Del Servicio Exterior Mexicano, Ortiz Monasterio es de los pocos diplomáticos que ha representado al país en La Habana y en Miami en distintos momentos. Por eso se precia de conocer ''desde adentro" los tejes y manejes que unen y distancian a los cubanos que se quedan y los que se van.
En 1965, con 23 años, Ortiz Monasterio llegó a Cuba como vicecónsul. ''En los primeros años de la Revolución, en plena lucha por el poder. Camilo Cienfuegos acababa de morir. El Che Guevara no terminaba de irse. Y los gobiernos latinoamericanos decidieron romper relaciones con Castro. Al cerrar las embajadas, los asilados del régimen batistiano pasaron a resguardo de la embajada mexicana. Llegaron a ser más de 900", rememora.
Dos pueblos inseparables
A la embajada le tocó negociar los salvoconductos de estos asilados, la mayoría encaminados hacia Miami, con Ricardo Alarcón, quien entonces estaba a caballo entre su cargo de viceministro de Relaciones Exteriores y la representación cubana en la Organización de las Naciones Unidas.
Poco más de 30 años después, Ortiz Monasterio volvió a tratar con cubanos, pero esta vez en Miami. El presidente Ernesto Zedillo lo asignó al frente del consulado de esa ciudad. En el sexenio anterior, Carlos Salinas de Gortari había decidido reunirse con la cúpula del poder anticastrista, Jorge Más Canosa y Carlos Alberto Montaner. Zedillo estaba resuelto a revertir la rica relación bilateral México-Cuba. Y el cónsul, por tanto, tenía que hacer migas con los extremistas del clan Más. Pero por su experiencia con la comunidad cubana de Miami, el diplomático concluye que la mayoría está por el diálogo y el entendimiento. ''Los que no lo ven así son los que nunca salen de la tiendita de Juanita Castro (hermana de los Castro Ruz y furibunda anticastrista)", comenta.
Ortiz Monasterio asiste entusiasmado, con su familia, al concierto al aire libre de la Sinfónica de Cuba y Silvio Rodríguez. Al concluir el acto, el diplomático se topó con otro veteranazo de las lides de la política exterior, Ricardo Alarcón, su antigua contraparte en aquella vieja negociación. Se saludaron con calidez. Para despedirse, el embajador en Colombia lanzó otra frase entusiasta: ''Ni el bisturí del mejor cirujano plástico, que es mi primo hermano, puede separar los tejidos que unen a estos dos pueblos, el cubano y el mexicano".