Leonardo García Tsao
La lucha de clases en videoclip
Hasta ahora, la filmografía del realizador Fernando
Sariñana se había dividido entre trabajos ambiciosos -Hasta
morir, Ciudades oscuras- y proyectos abiertamente comerciales -Todo
el poder, Segundo aire. (Que éstas hayan funcionado en taquilla
ha desatado una sintomática animosidad crítica contra al
director.) Su quinto largometraje, Amar te duele, significa una
combinación de ambas tendencias. En su aspecto más interesante
la película examina una situación real, pocas veces abordada,
de la sociedad mexicana; sin embargo, eso es socavado constantemente por
un tributo a los tics del lenguaje videoclipero.
La
premisa es tan vieja como Shakespeare. Dos jóvenes se enamoran enfrentando
la oposición total de su respectivos entornos sociales y familiares.
En este caso, Renata (Martha Higareda) es una niña bien que, a manera
de juego inicial, entabla contacto con Ulises (Luis Fernando Peña),
un adolescente que no llega a chavo banda por sus aspiraciones artísticas.
Aunque realmente hay poca distancia entre el centro comercial de Santa
Fe donde se conocen y la colonia proletaria donde él vive, entre
ambos media un abismo. Renata y Ulises deciden llevar su relación
a contracorriente, insistiendo en que es asunto de ellos y nadie más.
Claro, las reglas de una sociedad clasista acabarán imponiéndose
con violencia.
En un principio, Amar te duele aborda el asunto
con una mirada pertinente sobre qué tan arraigada y compleja es
la división de clases en la sociedad mexicana. Tildado de "indio",
"aborigen" o "frijol" por sus coetáneos de clase privilegiada, Ulises
trata de suprimir su rencor en nombre de su amor por Renata. Sin embargo,
su mejor amigo Genaro (Armando Hernández) está consciente
de que se trata de un enfrentamiento inexorable "de ellos contra nosotros".
El comprensible resentimiento de Genaro se fundamenta en el desprecio resumido
en una simple frase, "pinches nacos", pronunciada por un cliente de Santa
Fe (el propio director, en una aparición cameo). Otras contradicciones
se insinúan cuando quienes sirven a esa clase privilegiada -choferes,
guaruras, sirvientas- toman partido por sus patrones, como queriendo desconocer
sus orígenes.
Si la relación entre Renata y Ulises se antoja
improbable, la película la vuelve verosímil gracias en buena
medida a las sensibles actuaciones de sus intérpretes. La debutante
Higareda hace creíble a una adolescente burguesa inclinada a romper
la norma, mientras Peña aprovecha de nuevo su mirada melancólica
para expresar un dilema existencial. (Curiosamente, él y Hernández
parecen escapados de De la calle, con un leve ascenso en la escala
social; pero la dinámica entre ellos es la misma.)
La innegable habilidad formal de Sariñana establece
bien el contexto que da sustancia al melodrama. Sin embargo, su debilidad
por el gimmick acaba por diluir las virtudes de la cinta. En lugar
de explorar las observaciones sociales de la primera parte, el cineasta
opta por agotar los recursos de moda -la cámara en incesante movimiento,
los cambios arbitrarios de color y textura, la banda sonora como rocola
de éxitos recientes- hasta volver fatigoso el desarrollo narrativo
por redundante. Como un cocinero que arruina sus guisos con demasiado condimento,
Sariñana sabotea el potencial dramático de Amar te duele
con innecesarios juegos visuales. El único gimmick que funciona
y es coherente con la historia se da cuando la pantalla se divide en cuadros,
como la página de un cómic, para ilustrar cómo Ulises
ha trasladado a Renata a su mundo.
Ese manierismo apegado a la moda no sólo trivializa
el contenido de Amar te duele, sino será la causa de su envejecimiento
prematuro: en unos años la película se verá como del
neolítico. La intuición comercial de Sariñana es muy
respetable, pero su cine no va a convencer del todo mientras no compruebe
las ventajas expresivas de la sobriedad, el rigor y el silencio.
AMAR TE DUELE
D: Fernando Sariñana/ G: Carolina Rivera/ F.
en C: Chava Cartas/ M: Enrique Quezadas; canciones varias/ Ed: Roberto
Bolado/ I: Luis Fernando Peña, Martha Higareda, Ximena Sariñana,
Armando Hernández, Zaide Silvia Gutiérrez, Patricia Bernal/
P: Altavista, Videocine, El Charro Films. México, 2002.