Luis Ortega Morales,
en 1968, fue uno de los tres delegados poblanos del
Consejo Nacional del Huelga, cuyos integrantes fueron
reprimidos en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de
ese año. Desde su perspectiva, ahora más que nunca hay
posibilidades de esclarecer la matanza de la plaza de las
Tres Culturas y el asunto de los desaparecidos políticos
durante la guerra sucia de los años 70 y 80. Sin
embargo, advierte, hay fuerzas conservadoras del PRI y el
PAN, representadas por los senadores Manuel Bartlett
Díaz, Salvador Rocha Díaz y Diego Fernández de
Cevallos, que buscan frenar las investigaciones.
Pero no sólo ellos, advierte en una entrevista con La
Jornada de Oriente, sino también ex integrantes de la
oposición y del Partido Comunista (PC) que se pasaron al
PRI, que al ingresar a las filas del tricolor
"asumieron como suya la historia y la política de
ese partido político".
Un claro ejemplo es el actual procurador de Justicia del
estado de Puebla, Carlos Arredondo Contreras. En los
años 70 fue "un distinguido miembro del PC, desde
donde combatió a los gobiernos del PRI y luchó por el
esclarecimiento de la muerte de Joel Arriaga".
Ahora, como titular de la Procuraduría General de
Justicia y destacado miembro del PRI, Arredondo se ha
negado no sólo a investigar la muerte del luchador
universitario -asesinado en 1972-, sino que ha impedido a
Judith García, viuda de Joel Arriaga, el acceso al
expediente del homicidio de su esposo, agregó. Perdió el PRI
Durante una entrevista realizada en un café del Centro
Histórico, Ortega considera que la aparición -en
Proceso y La Jornada- de fotografías y datos inéditos
del movimiento de 1968, así como la decisión del
gobierno de investigar el asunto de los desaparecidos,
fue resultado de la derrota que el PRI sufrió en los
comicios presidenciales del año 2000.
"Hay un hecho muy simple, el Partido Revolucionario
Institucional perdió el poder y la capacidad de control
de la información policiaca y gubernamental que durante
décadas mantuvo en secreto. Esa información es tan
fuerte que muchos priistas necesitan deslindarse de esa
responsabilidad, no quieren cargar con la culpa. Al PAN y
a Vicente Fox les interesa aclarar el pasado con fines
electorales".
Pero también hay miembros de las fuerzas conservadoras
que no quieren que cambie el estado mexicano, que buscan
frenar cualquier intento de investigación. Entre ellos
se encuentran -señaló los senadores priistas Manuel
Bartlett Díaz y Salvador Rocha, así como el panista
Diego Fernández de Cevallos. Una muestra de ello fue la
alianza que signaron cuando se hizo la reforma indígena
en materia constitucional para frenar la iniciativa de la
Cocopa, que era respaldada por el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional.
También hay reticencias del Ejército y viejos
militantes de izquierda, que después se volvieron
priistas o panistas, así como de las élites económicas
que serían afectadas si se abre los expedientes del
Fobaproa, y por tanto no quieren que se esclarezca hechos
del pasado.
A ello obedece el financiamiento que estas élites
brindan a fuerzas políticas durante los procesos
electorales, observó.
Pese a ese panorama, Luis Ortega Morales considera que
ahora más que nunca hay posibilidades reales de
esclarecer lo ocurrido en el movimiento del 68 y la
guerra sucia, por la situación democrática que hay en
el país, en la cual hay una rebelión de las bases
priistas contra muchas de las decisiones y actitudes de
sus dirigentes y de gobiernos anteriores, como fue lo
concerniente con la represión.
Por eso, los legisladores del tricolor no apoyarán la
propuesta gubernamental de gravar alimentos y
medicamentos con el Impuesto al Valor Agregado, añadió.
También Vicente Fox Quesada y el Partido Acción
Nacional necesitan deslindarse de ese pasado, pues,
considera, "no podrá haber una alternancia real en
el poder político si no se rinde cuentas con el
pasado".
Aunque la parte más importante, destacó, es que si la
sociedad civil no presiona a Vicente Fox para que cumpla
con su responsabilidad de Estado de investigar los
asesinatos y desapariciones forzosas por razones
políticas, es posible que se impongan las fuerzas
conservadoras.
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