SABADO Ť 1Ɔ Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť Franceses voltean al cine mexicano con Amores perros
Un juego de niños, de Tuel, busca reducir la hegemonía fílmica de EU
ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA
Acapulco, Gro., 30 de noviembre. Una casa, una familia, unos visitantes y de pronto todo cambia. De ahí parte Un jeu d'efants (Un juego de niños), del director francés Laurent Tuel, que podría clasificarse en los géneros de suspenso, terror sicológico o, como dicen en Francia, de angustia.
Esta película forma parte del plan de Fidélité Productions llamado Bee Movies, serie B o de género chico, en el que solicitaron a cinco autores y directores enviar sus proyectos, cuya característica principal consiste en ser de bajo presupuesto.
Para Tuel este proyecto significa ''crear en Francia un género que existe en Estados Unidos, que puede funcionar en el mercado francés y reducir la hegemonía que tiene el cine estadunidense".
Tuel presenta Un juego de niños, idea que nació cuando ''conocí de niño una casa y prometí que 20 o 30 años después tocaría a la puerta. A través del tiempo volteé la situación y ahora en el filme es una pareja la que toca a la puerta y entramos a lo fantástico. Es el mal el que llega a la casa".
Otra idea para la cinta es que a menudo ''leemos en los periódicos que un hombre se levanta en la noche y mata a su familia. Algunos pueden darle una explicación sicológica, pero yo preferí darle una explicación fantástica".
El director y los actores señalaron que conocen poco del cine mexicano, no obstante resaltaron el hecho de que con Amores perros ''los franceses de nuevo echaron un ojo al cine mexicano". Sin embargo Tuel advierte que aún se necesita hacer mucho trabajo para que los filmes de su país se conozcan en México y viceversa. Por ello, el Festival de Cine Franco-Mexicano ''es el comienzo de un intercambio provechoso entre los dos países, porque finalmente ambos padecen la hegemonía estadunidense" en materia de producciones fílmicas.
Charles Berling, quien en la cinta interpreta al padre de familia que enloquece, declara que ''el acercamiento entre México y Francia puede ser enriquecedor, porque si bien son culturas diferentes, tienen coincidencias, sobre todo en la capacidad de narrar".