Homofobia, discriminación y estigma inhiben la lucha contra el sida, advierte Alejandro Brito
Ť No se penalizó la homosexualidad porque habría implicado reconocerla, indica
CARLOS PAUL
''La homofobia, la discriminación y el estigma son los principales obstáculos para controlar la epidemia del sida", señaló Alejandro Brito, director de Letra S, la noche del miércoles en el Museo José Luis Cuevas, en un acto en el que se distinguió a dicho suplemento con el Premio al Mérito Gay que otorga un grupo de empresarios de esa comunidad y en el que estuvo presente José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para hacer entrega del reconocimiento, el cual el año pasado se adjudicó a la escritora Elena Poniatowska.
Brito, en su extensa alocución de agradecimiento, luego de recordar que la redada de los 41 fue uno de los primeros registros públicos de la homosexualidad en nuestro país, expresó: ''El hecho de que la conducta y las prácticas homosexuales no estén penalizadas en México no impidió en las décadas posteriores a la Revolución las redadas en fiestas privadas ni los arrestos y extorsiones. Si los códigos penales no mencionan nunca los actos sexuales entre personas del mismo sexo no es por el reconocimiento implícito del derecho a la privacidad de las personas, sino porque los juristas calcularon que resultaría contraproducente llevar a los tribunales a los 'pervertidos'. Decidieron que era mejor dejar en el ostracismo a una conducta que no debía nombrarse ni para condenarla porque hacerlo sería, de alguna manera, reconocer su existencia".
Por su ambigüedad, los términos ''atentados al pudor", ''ultrajes a la moral y a las buenas costumbres", dice Brito, ''han terminado por ser casi sinónimos de homosexualidad, y se han erigido en mecanismos de control contra la expresión pública de una preferencia sexual y en ese sentido vulneran el derecho constitucional de la libre expresión".
Tales prejuicios obligan a la mayoría de la comunidad gay ''a vivir en un estado de acoso moral, en la simulación, a llevar vidas disociadas bajo el poder intimidatorio de la injuria y la vergüenza".
Reactivará la CNDH programa antisida
Existen
situaciones extremas que dan cuenta de las dimensiones de las prácticas
discriminatorias con motivo de la orientación sexual, abundó
Brito.
''Sabemos, por ejemplo, que existe un éxodo callado de gays y lesbianas originarios de pequeños poblados que se desplazan a las grandes urbes en busca de atmósferas más tolerantes. Y aunque no existe registro de este fenómeno migratorio, cada vez son más las solicitudes de asilo en Canadá y Estados Unidos de gays mexicanos que arguyen persecución a causa de su identidad sexual."
Por otro lado están las instituciones de salud, en las cuales ''aún hoy y a pesar de que ya no consideran más a la homosexualidad una enfermedad o trastorno mental, persisten los prejuicios sobre esa conducta sexual en la comunidad médica de nuestro país, lo que ha tenido consecuencias graves y hasta fatales, como podemos verlo en el caso del sida.
''La homofobia, la discriminación y el estigma se erigen -así lo reconoció la Organización de las Naciones Unidas en su sesión especial sobre el tema- como los principales obstáculos para controlar la epidemia", puntualizó Brito.
''Por esa razones, los recursos no fluyen para diseñar campañas de prevención, los tratamientos se dan a cuentagotas y aumentan las quejas por discriminación en las comisiones de derechos humanos."
Ante la imposibilidad de acceder a los archivos policiacos, dice Brito, ''la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia -uno de los proyectos de Letra S- ha registrado por medio de un seguimiento hemerográfico 213 crímenes de ese tipo en cinco años. Por supuesto, la cifra real es mayor. La comisión calcula que por lo menos el número real es del triple".
Los crímenes de odio, explicó, ''no están tipificados por las leyes mexicanas, ni tampoco se les considera un agravante de la responsabilidad criminal. Nosotros hemos insistido en su adopción como una forma de contrarrestar el prejuicio de las autoridades policiacas que califican este tipo de asesinatos de 'crímenes pasionales' o 'típicos de homosexuales' para justificar su falta de interés y negligencia".
Para finalizar, Brito refrendó su compromiso con la comunidad gay y señaló: ''Lo que pone en peligro la convivencia social y el entendimiento civilizado no son los modos de vida diversos -como el modo de vida gay-, sino las conductas intolerantes y discriminatorias como la homofobia, el racismo, la xenofobia y el sexismo".
El Premio al Mérito Gay, que consta de un diploma y 30 mil pesos, lo recibió Alejandro Brito de manos de José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien se comprometió a ''reactivar el programa sobre el VIH/sida de la CNDH, que en estos últimos años cayó en desuso por diversas razones".
Lo más importante, dijo Soberanes, ''será nombrar a una persona que se haga responsable y que no se hunda dentro de un mar de otros programas. Estamos buscando a la persona más idónea. En estos días reactivaremos ese programa para poder de esta forma ofrecer un servicio más a las personas que padecen el VIH/sida".