viernes Ť 30 Ť noviembre Ť 2001
Jaime Martínez Veloz
El PRI frente a la guerra sucia
Son muchas las implicaciones del informe especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre las Quejas en Materia de Desapariciones Forzadas en la década de los setenta y principios de los ochenta. El documento abre una etapa más en la búsqueda de impartición de justicia, persecución y castigo a los responsables por los crímenes de Estado cometidos durante la represión de los movimientos subversivos en esa negra fase de la historia mexicana.
ƑCuál es la postura institucional de mi partido acerca de la guerra sucia, ahora que un órgano oficial ha señalado la responsabilidad gubernamental en la comisión de crímenes durante la represión de actividades políticas ilegales en los años setenta y ochenta?
Alguien podrá esgrimir que el PRI no tuvo responsabilidad institucional en los actos cometidos durante la guerra sucia. Independientemente de lo discutible de esa afirmación, nuestro partido debe asumir su responsabilidad actual para pronunciarse sobre el particular.
"ƑQué ha hecho el partido?" es la pregunta que debemos hacernos los priístas cuando fabricamos, toleramos, justificamos o callamos ante los horrores cometidos por el régimen en nombre de la seguridad del Estado. Para que el PRI garantice su futuro debe exigir el castigo de los responsables morales, materiales e intelectuales, sin importar su rango, jerarquía, posición social, económica o política; es decir, independientemente del fuero de que gocen.
Tras el informe de la CNDH ahora el debate sobre los desaparecidos políticos empieza a oscilar entre la viabilidad de la fiscalía especial recomendada y su grado de efectividad. La CNDH establece que contra la subversión "los derechos humanos de cientos de personas fueron desconocidos por grupos formados ex profeso en el ámbito de las fuerzas de seguridad". Indica asimismo que frente a las guerrillas "la respuesta gubernamental... no se basó en atribuciones conferidas por el marco jurídico para enfrentarlas dentro de los límites de la ley..., por el contrario, la regla general fue traspasar los límites de la legalidad".
A reserva de analizar el expediente de 3 mil cuartillas, se debe descifrar el característico ampuloso lenguaje jurídico que rebosa el documento. La revisión de sólo algunos casos de los 532 expedientes detallados por la CNDH, nos permite entender que la metodología empleada consistió en comparar las distintas versiones disponibles sobre cada denuncia. Así expresa que se puede concluir que 275 personas "fueron víctimas de desaparición forzada" por fuerzas de seguridad, y que en 160 casos la desaparición "no debe ser descartada como hipótesis de investigación" por el Ministerio Público.
Un caso típico de los casos mencionados por la CNDH es el secuestro de "Ruperto Adame de Jesús... detenido el 10 de mayo de 1974, por elementos del Ejército Mexicano" en El Edén, Atoyac de Alvarez, Guerrero. El involucramiento de la milicia en desapariciones forzadas es señalado constantemente por la CNDH. Sin duda la participación obligada de las fuerzas armadas en la guerra sucia es uno de los aspectos más delicados de esta etapa de la historia mexicana.
Los militares fueron obligados a participar en actos cuestionables; su institucionalidad fue malinterpretada por quienes forzaron su participación. De igual manera que ocurrió en el levantamiento de Chiapas, el enfrentamiento con sectores de la sociedad mexicana despertó sentimientos encontrados en un ejército de raíces populares e identificado con su país.
Pero precisamente por su plena identificación con el pueblo, la milicia debe colaborar de manera total y abierta en la investigación de los dolorosos acontecimientos que nos ocupan. La total apertura diáfana de sus archivos, así como su participación incondicional y a cabalidad con quienes deben perseguir los crímenes cometidos, es la mejor garantía de que el Ejército mantendrá la buena imagen de que goza en la sociedad.
En esas condiciones, si actores respetables como las fuerzas armadas son señalados como probables involucrados, Ƒpor qué instituciones como el PRI pretendemos evadir y negar nuestra responsabilidad? Si queremos delinear el futuro del PRI junto al de México, antes debemos clarificar nuestra actuación en el pasado.