DOMINGO Ť 25 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Los huelum y las goyas prevalecieron sobre los esporádicos y leves brotes de violencia

Pumas impuso su ley y ganó a IPN 31-3, en el retorno del clásico

Ť La ofensiva de la UNAM superó por mucho a una defensiva guinda que nunca funcionó

ABRIL DEL RIO

Con más entusiasmo y en afán de respaldo a sus colores, los huelums y las goyas, que no se escuchaban desde 1997, resonaron de nueva cuenta en el estadio Olímpico Universitario. Esta vez no fueron grito bélico, sino auténticas manifestaciones de respaldo al reavivarse la tradición del clásico del futbol americano, que en esta ocasión fue para la causa de los Pumas de la UNAM, por un abrumador marcador de 31-3 sobre los Burros Blancos del IPN.

pumas_poli_kv03Ante unos 47 mil asistentes, en su mayoría familias y estudiantes, la gran fiesta del futbol americano retomó vida con el triunfo auriazul, algo que no ocurría desde hace seis años, incluidos los tres de suspensión por razones de seguridad.

Los Burros Blancos, comandados por el legendario Jacinto Licea, tomaron temprana delantera en el primer cuarto, cuando Juan Colmenares acertó un gol de campo de 20 yardas. Antes había errado uno que le fue bloqueado por la defensiva universitaria, que dejó el ovoide a 30 yardas de las diagonales politécnicas, luego de que la UNAM había perdido a su vez el balón en el regreso de la parada inicial, a cargo de Emmanuel Gómez Luna.

A partir de entonces, todos los intentos de los Burros Blancos quedaron neutralizados por la defensiva dorada, que se creció conforme avanzó el encuentro. En respuesta, los pupilos de Leopoldo Vázquez Mellado tomaron el mando, pues de entrada aprovecharon una serie ofensiva para avanzar 75 yardas, y desde la 1, Roberto Flores se lanzó de cabeza para conseguir la primera anotación felina que rubricó con el extra Mario Barreiro, y el marcador dio vuelta 7-3.

Vázquez debió hacer un enérgico llamado a su equipo, lleno de novatos, que empezaban a distraerse con la emoción que crecía en las tribunas, y para el segundo cuarto vino una reacción felina, que inyectó velocidad en el juego terrestre, que les redituó, y en una escapada del quarterback Paul Ugalde y luego un pase de él mismo a Mauricio Echeverría y adicional de Barreiro, el marcador creció a 14-3 y así terminó la primera mitad.

Si bien se habían suscitado incidentes menores en las cabeceras por la llegada de unos cuantos rijosos, todo estaba bajo control y los Pumas regresaron del medio tiempo con renovados bríos.

La desventaja, que no desanimó tanto a la tribuna oriente, la del Poli, como a su equipo, se incrementó con la segunda anotación del full back Flores, una entrada directa, y de nuevo extra de Barreiro, que abultó la pizarra 21-3. Gran mérito compartieron Horacio Velasco y Benjamín Landavaso en el acarreo ofensivo. Mario Barreiro cerró el tercer cuarto con un gol de campo de 19 yardas, para poner los cartones 24-3.

Para sellar la masacre, Vázquez dio la oportunidad a su tercer equipo ofensivo de encarar a los desanimados Burros Blancos, que no pudieron contener ni la última jugada: un pase de Oscar Carrillo a Luis Díaz, quien completó en las diagonales, y Barreiro sumó su sexto punto, el del definitivo 31-3.

Al final del choque simpatizantes de Poli y UNAM reconocieron el esfuerzo de los jugadores y aquellos que cumplieron sus cinco años de elegibilidad dieron la vuelta olímpica tomados de la mano, espectáculo fraternal atestiguado por los pocos que quedaban en las gradas. Los más habían abandonado, ya decepcionados o por seguridad.