DOMINGO Ť 25 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Concluye hoy

Eurídice, obra sobre la búsqueda de la identidad femenina

ADOLFO CERVANTES ORTIZ

Como metáfora de un péndulo, una ninfa se pasea en un columpio al compás del tic-tac de un reloj. Ese vaivén también representa un sueño, el cual es narrado por la joven diosa en el espectáculo Eurídice en el submundo, de Patricia Rivas.

Siempre en movimiento, acercándose y alejándose del espectador, la protagonista teje un discurso en el que se pone énfasis en el sentimiento de fragmentación experimentado por algunas mujeres, de manera semejante a cada una de las mitades del visconde demediado de la historia de Italo Calvino, pues la Eurídice de Rivas se percibe dividida, y declara ser una puta, a la vez que una sacerdotisa o una suicida, pero "monja no".

Acerca de lo anterior, la creadora escénica plantea que el personaje "puede ser cualquier mujer que al soñar hace una síntesis de los porqués que nos agobian a todos" (La Jornada, 20 de octubre de 2001).

En sí misma, la imagen de la actriz Lucía Isabel Bazán paseando en un columpio es muy bella, y llega al clímax cuando Eurídice se masturba. Esa escena es un derroche de sensualidad, en la cual lo grotesco no tiene siquiera oportunidad de asomarse.

Por momentos, la actriz parece insegura sobre el columpio, pero los tropiezos pueden leerse como lo errática que puede ser una experiencia onírica, que en esta pieza es enriquecida por múltiples sonidos e imágenes proyectadas sobre una pantalla colocada a espaldas de la protagonista.

Eurídice en el submundo se presenta los sábados y los domingos, a las 13:30, en el foro Antonio López Mancera, de la Escuela de Teatro del Cenart. La temporada concluye hoy.