Los argentinos bailaron al ritmo unza unza del cinerrealizador Emir Kusturica
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Buenos Aires, octubre 30. Una original combinación de punk, ska, reggae, algo de jazz, rocanrol y música de los balcanes y gitana hizo delirar a los argentinos que saltaron, bailaron y aplaudieron al ritmo del unza unza.
Todo comenzó cuando el genial cineasta yugoslavo Emir Kusturíca apareció sobre el escenario con la guitarra al hombro seguido por su singular banda, la No Smoking Ochestra, para dar el último de cinco conciertos con el que se despidió la noche del lunes de Buenos Aires.
"Espero
que se vuelvan locos hoy", dijo Kusturica antes de explicar las reglas
corporales del unza unza, resultado de una compleja ecuación
de ritmos creada por el líder de la banda, Nele Karajilik, que sumado
al despliegue de los músicos convierte la presentación en
una reivindicación del mundo circense.
El unza unza, sin embargo, podría ser "muy peligroso", bromeó Kusturica una y otra vez durante el concierto de la noche del lunes.
Un violinista, vestido con saco y moño negros y pantalón rojo; un tecladista con una sombrilla de colores en la cabeza, y Karajilic, como maestro de ceremonias, saltando, bailando, hablando y gritando, mostraron el espíritu de la banda.
En su papel de guitarrista, Kusturica relega sobre el escenario el prestigio ganado como cineasta y deja el lugar protagónico a Karajilic, con quien intercambia bromas, patadas y empujones.
Como en la carpa de un circo, los músicos hacen toda clase de movimientos entre cómicos y sensuales que alborotan a los espectadores, quienes motivados por el líder de la banda enloquecen por subir al escenario.
En un clima de fiesta, generado por el sonido histrico
de variados instrumentos como gaita, violín, guitarra, acordeón,
trompeta, teclado y batería, los temas de las películas Underground
y Gato negro, gato blanco, de Kusturica hicieron desbordar a hombres
y mujeres de todas las edades.
El momento más intenso de la noche llegó
con uno de los nuevos temas del amplio repertorio de la banda, Devil
in the business class, que hizo saltar al público en una oleada
frenética de empujones, conocida en Argentina como pogo.
Luego de dos horas de espectáculo, la banda cerró la presentación tocando por segunda vez el tema Pitbull Terrier, que hizo estallar el pequeño teatro atiborrado de seguidores de Kusturica.
La No Smoking Orchestra llegó a Buenos Aires en el marco de una gira que comenzó hace un mes y que finalizará en los próximos días en Venezuela.
El origen de la banda se remonta a la Sarajevo de 1980, cuando bajo el nombre de No Smoking Band se convirtió rápidamente en la expresión musical más significativa del "nuevo primitivismo", movimiento de resistencia cultural creado en los años de transición de la Yugoslavia después de Tito.
Luego de varios cambios en el escenario político de los Balcanes, Karajilic compuso junto a un nuevo grupo, formando por músicos jóvenes, la banda de sonido del filme Gato negro, gato blanco.
Tras finalizar el tour Side Effects, en 1999, su participación en el Festival de Cine de Venecia y apariciones como invitada a importantes shows de televisión, la ya devenida No Smoking Orchestra empezó a ser conocida en todo el mundo de mano de su último trabajo, Unza Unza Time.
En Buenos Aires, la banda tenía programadas sólo dos representaciones, pero la increíble respuesta del público elevó a cinco el número de funciones que desbordaron un pequeño teatro del tradicional barrio de San Telmo.