JUEVES Ť 27 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Este conflicto debe ser aéreo, opinan expertos

Desplegar infantería en Afganistán siempre ha sido una catástrofe

REUTERS

Londres, 26 de septiembre. Las palabras del general soviético Boris Gromov deberían de esculpirse en el corazón de cada pacificador del Pentágono: "No fue un error sacar las tropas. El error fue insertarlas".

Esas fueron sus palaras de despedida al salir de Afganistán en 1989, después de que 13 mil soldados soviéticos murieron en combates contra un desaliñado puñado de guerrilleros. Fue la última gran batalla de la guerra fría, la ignominia definitiva para un imperio que se desmoronaba.

La historia ha demostrado una y otra vez que el despliegue de fuerzas de infantería en Afganistán es una catástrofe. De la misma manera en que la senda hacia Moscú fue la receta del desastre para Napoleón y Hitler, la vía hacia Kabul se convirtió en la tumba de los soldados británicos en el siglo XIX y de los soviéticos en el siglo XX.

Analistas de temas de defensa, revisando para Reuters el probable curso de la guerra contra el terrorismo a la que ha llamado el presidente George W. Bush coincidieron: esta tendrá que ser una batalla guiada por operaciones de inteligencia, con ataques aéreos e incursiones de comandos.

En Vietnam, los estadunidenses aprendieron, a un costo elevado, cuán imposible es luchar contra un enemigo oculto en su propio terreno. Afganistán ofrece un escenario similar.

El despliegue de "fuerzas de infantería sería un disparate", dijo Martin Edmonds, director del Centro Internacional para Estudios sobre Defensa y Seguridad de la Universidad de Lancaster, en el norte de Inglaterra.

"No tendría absolutamente ningún sentido insertar tropas y tratar de ocupar y cubrir enormes áreas de territorio hostil", dijo. "La logística de mantener fuerzas ahí sería horrenda. La teconología occidental no está diseñada para funcionar en este tipo de terreno.

"Arremeter y bombardear por el solo hecho de hacerlo no conseguiría nada más que alinear a la opinión pública mundial, que parece estar a favor de combatir el terrorismo", agregó.

Phillipo Mitchell, analista de fuerzas de infantería en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Londres, concordó con que la utilización de fuerzas de infantería es la opción menos probable.

"Yo no preveo en manera alguna una operación a gran escala de fuerzas de infantería. Me parece que será (un conflicto) de extremadamente largo plazo, con fuerzas especiales identificando los blancos para los ataques de aeronaves. (La guerra) se ganará por (operaciones de) inteligencia", declaró.

Mitchell cree que Washington ha aprendido las lecciones del pasado y que actuará con cautela para mantener a los líderes mundiales dentro de una coalición que podría tornarse frágil con facilidad si su reacción es exagerada.

"Los estadunidenses saben que, gung ho (término chino que puede traducirse como 'con ahínco') vuela a todo el mundo al más allá', no es la forma de hacerlo. Esta será una guerra de unidades pequeñas, de fuerzas especiales. Los indicios son de que no habrá desplazamientos a gran escala de fuerzas de infantería", agregó.

John Gearson, un académico de alto rango sobre estudios de defensa en el King's College de Londres, lo definió sin tapujos: "No creo que las tropas estadunidenses tengan la capacidad de librar una campaña de ese tipo".

"Yo sigo creyendo que el curso más probable es el uso en gran envergadura del poderío aéreo y de algún tipo de despliegue de fuerzas especiales, concentrado en campamentos terroristas y, espero, con el respaldo de rebeldes (antitalibán)", agregó.

Y hay otro mortífero elemento adicional en la ecuación afgana: el país está clasificado por la Cruz Roja como el más densamente minado del mundo, con 10 millones de minas terrestres dispersas a través de su escabroso terreno.

Se estima que hasta una de cada tres de las bajas del ejército Rojo en Afganistán fueron causadas por minas y el efecto sicológico de las minas puede ser devastador, pues hace lentos los avances de tropas y va socavando el ánimo.

"Las minas terrestres pueden hacer que te comportes con extrema cautela", dijo al diario The Washington Post el general (retirado) del ejército estadunidense, Thomas Burnette.

Las fuerzas blindadas estadunidenses no pueden llegar al rescate, de manera que olvídense del panorama de la Guerra del Golfo, con 250 mil efectivos aliados marchando incontenibles a través del desierto iraquí.