JUEVES Ť 27 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť Washington está acelerando la desestabilización paquistaní, advierte otro analista
Derrocar a los gobiernos de Arabia Saudita y Pakistán, el objetivo de Bin Laden: Wallerstein
Ť El gobierno de Riad apoyará a EU si hay metas específicas, opina un catedrático
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 26 de septiembre. El objetivo inmediato del terrorista Osama Bin Laden no es provocar un cambio en Estados Unidos, sino derrocar a los gobiernos de Arabia Saudita y Pakistán, y la reacción actual del presidente George W. Bush podría ayudarlo a lograr esa meta, advierten analistas.
"La gente está diciendo que es un nuevo tipo de guerra, yo no estoy tan seguro", declaró el profesor Immanuel Wallerstein a La Jornada. "Tenemos a un grupo con una base ideológica que controla un Estado, Afganistán, y que tiene amigos poderosos de otros Estados", indicó el director del Fernand Braudel Center de la Universidad Estatal de Nueva York. "Desea controlar otros Estados y está intentando promover un programa entre el mundo musulmán. En particular yo diría -y es algo que no se enfatiza lo suficiente- que desea destrozar a los gobiernos de Pakistán y Arabia Saudita". Para Wallerstein, "ese es el plan real de Bin Laden".
El dilema para la política estadunidense, afirmó, es que al presionar a Arabia Saudita y Pakistán a sumarse a la guerra contra Osama Bin Laden y el régimen talibán, podría derrumbar el apoyo popular a esos dos gobiernos claves en Medio Oriente, y ayudar así a Bin Laden a lograr su objetivo.
Tanto Pakistán como Arabia Saudita han expresado su preocupación esta semana sobre el tipo de acción militar que está considerando Bush, y el impacto de la misma en la dinámica política dentro de sus países.
Esta semana el canciller de Pakistán, Abdul Sattar, advirtió al gobierno estadunidense contra intentos de derrocar al régimen talibán y sustituirlo con las fuerzas vinculadas con la opositora Alianza del Norte. "No debemos cometer la equivocación de imponer un gobierno al pueblo de Afganistán", advirtió Sattar.
El diario The Washington Post reporta que los asesores militares y agentes de inteligencia paquistaníes han luchado al lado del talibán durante años y que ese grupo está compuesto por una mayoría de miembros del grupo étnico Pashtun, que también es dominante en la región norte de Pakistán. La Alianza del Norte, que busca el apoyo estadunidense, es respaldada por India, cuyo régimen es enemigo del de Pakistán.
"La estrategia militar de Pakistán no puede soportar un gobierno hostil en Afganistán que nos obligaría a realinear crucialmente a nuestras tropas desplegadas", comentó el teniente general retirado Salahuddin Tirmizi a The Washington Post. "Aun la posibilidad de un dominio de la Alianza del Norte en Afganistán nos pondría incómodos".
El profesor Zia Mian, de la Universidad de Princeton, experto paquistaní en temas militares en la región, declaró a La Jornada que los musulmanes fundamentalistas aliados con el talibán han estado desestabilizando Pakistán durante años. "Lo que está haciendo Estados Unidos es acelerar esa dinámica", advirtió.
Una dinámica parecida está obligando al gobierno saudita a condicionar, por lo menos en parte y de manera pública, su apoyo a la "nueva guerra" antiterrorista. Aunque los saudiárabes rompieron relaciones diplomáticas con el talibán esta semana, el gobierno de Riad ha resistido peticiones de Washington para el uso de su base aérea más moderna como punto de coordinación de ataques, incluso cuando Estados Unidos cuenta con una masiva presencia militar en ese país.
"Arabia Saudita no dudará en otorgar asistencia a Estados Unidos si hay metas específicas y objetivos, y no hay ninguna confusión de que eso podría llevar al mal manejo o a bajas civiles", explicó Waheed Hashem, profesor en la Universidad Rey Abdul Azis en Arabia Saudita. En entrevista con el diario The Wall Street Journal, Hashem advirtió que "muchos no sólo lo percibirán como una intromisión, sino como un insulto al islam si fuerzas estadunidenses basadas en Arabia Saudita son utilizadas para atacar países musulmanes".
Mohammed Shoquany, subdirector del periódico Saudi Gazette, agregó que "Bin Laden y su gente han dicho durante años que Estados Unidos está ocupando los sitios sagrados. Entonces, si se les permite usar las bases estadunidenses (en Arabia Saudita), uno está confirmando lo que han sostenido".
Este dilema para la política estadunidense, señala Wallerstein, no es accidental. "Este no es un loco que vuela de noche. Uno tiene que respetar la calidad de organización y la seriedad de Bin Laden. Cuenta con un buen análisis de la situación, no sobre Estados Unidos, eso no les interesa, sino del mundo musulmán".