MIERCOLES Ť 26 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Catalina y Catalina es el título de su nuevo trabajo literario editado por Alfaguara

La crudeza de la realidad nicaragüense es el hilo conductor de mi escritura: Sergio Ramírez

Ť ''Ahora veo con temor que algo me pudiera apartar del gozo de escribir'', expresa

Ť La de Washington no es una guerra de Estado porque no hay un enemigo real, explica

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

ramirez_sergio_m25qpSi uno se asoma al libro Catalina y Catalina (Alfaguara), del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, se enfrenta con una realidad difícil, cruda, cuyos personajes descubren que el final no siempre es feliz y lo aceptan como algo inevitable.

Para Ramírez (Masatepe, 1942) la crueldad o crudeza que se convierte en el hilo conductor de este libro ''está dictada por la realidad que se vive en Nicaragua como algo natural'' y que está dentro de las páginas de la sección policiaca de los diarios o en las notas sobre las marchas de campesinos hambrientos que viajan kilómetros en demanda de algo para alimentarse.

En el país centroamericano ''uno ve fotografías de gente que baja de los montes donde se cultiva el café y acampa en los parques de Matagalpa o llega a Managua a pie, caminando kilómetros, no tiene qué comer, y esto parecerían los cuadros de horror de las novelas naturalistas de (Emile) Zolá. Pero no hay nada de imaginación en estas situaciones. Por tanto, los cuadros de la condición humana que surgen ahí son desgarradores'' y por eso se llegan a convertir en protagonistas, expresa Sergio Ramírez en entrevista con La Jornada.

El escritor es un lector asiduo de la nota roja porque en ella encuentra esos seres captados por una cámara fotográfica y ese ''es su momento de gloria, muy efímero''. Tienen una historia qué contar y este autor lo hace por ellos.

Quien fue vicepresidente de Nicaragua (1984) en el gobierno sandinista recurre a su propia vida para presentar personajes como Vallejo, cuento que puede leerse con el mapa de Berlín en las manos, o de una fotografía, como en Herencia del bohemio. Utiliza tragedias en las que se ven involucrados jugadores de futbol, un beisbolista venido a menos, una madre acusada de adulterio y una película mexicana que revela una verdad.

Escritor por vocación, por necesidad

Tres de las narraciones incluidas en Catalina y Catalina -el que le da nombre al libro, La viuda Carlota y Vallejo- ya fueron editadas en 1997 en Cuentos completos, pero reaparecen porque fueron publicados ''en forma prematura''. Con el tiempo ''me di cuenta de que no podían quedar fuera porque son parte de esta colección, le pertenecían''. No hubo, por cierto, ejercicio alguno de rescritura en los tres casos.

Para Sergio Ramírez, autor de cuentos y novelas, cada uno de esos géneros implica un grado de dificultad diferente: ''Cuando uno escribe novela no puede ir a ciegas, pero puede ocurrir que en el camino surjan cambios. En el cuento tengo que tener en la cabeza todo, como un círculo, el comienzo y sobre todo el final''. En la primera, dice, es una escritura inconsciente, en el segundoo es un proceso más consciente.

Ramírez se asume como ''un escritor por vocación, por necesidad'' y recuerda que entró a la literatura en la adolescencia, casi al mismo tiempo que se inició en la vida política, pero ''ahora me defino verdaderamente como escritor porque vivo en el gozo de escribir y veo con temor que algo me pudiera apartar de ese gozo''.

Ahora está ''metido de cabeza'' en su nuevo proyecto: una novela con el título Sombras nada más, en la que, adelantó, parte de un hecho ocurrido en 1979 durante un periodo en el que Nicaragua se encontraba en una especie de limbo porque los sandinistas no terminaban de tomar el poder y el dictador Anastasio Somoza no lo abandonaba. En ese momento los guerrilleros ocupan un pueblo donde hay un viejo personaje somocista con cierta protección del ejército. ''Hay un combate, lo capturan a la orilla del mar, lo llevan al pueblo para juzgarlo y ese es el pie histórico. Ya lo demás es invención.''

Sergio Ramírez, quien tiene en su haber numerosos premios literarios, no es ajeno a la situación que vive el mundo con una guerra inminente entre Estados Unidos y su enemigo fantasma, el terrorismo. El escritor advierte: ''Estamos entrando a una etapa que la humanidad nunca conoció'', en la que se habla con naturalidad de ataques bacteriológicos y la evacuación de millones de personas en caso de que esa posibilidad se materialice.

La de Washington ''no es una guerra de Estado'' porque no hay un enemigo real, y se corre el riesgo de provocar ''un empeoramiento de la situación mundial. Va a crear más la sensación en occidente de que el Islam es un todo cultural, político y religioso, y no lo es. El Islam es un mundo de una diversidad y riqueza cultural y de múltiples contradicciones''.