DOMINGO Ť 14 Ť ENERO Ť 2001
Antonio Gershenson
El precio del gas, Ƒburbuja?
El grupo empresarial Hylsamex cerró, hace unos días, la última de las cuatro plantas de producción de ferro esponja que tiene en el país. La causa: el alto precio del gas natural, como lo fue en los tres casos anteriores. Se habla del posible cierre de cientos de plantas más, que se sumarían a los que ya se han dado en diferentes lugares del país.
Ante este cuadro, la administración de Pemex había anunciado cobrar a crédito el monto derivado de lo que el precio tuviera arriba de los cuatro dólares por millón de BTU, durante un periodo de cuatro meses. Los precios rondan en los 9 o 10 dólares. Los representantes de las empresas afectadas declararon que esto no era suficiente para evitar los cierres, y el hecho es que ya los cuatro dólares son el doble de lo que se pagaba, todavía en los primeros meses de 1999. Además, el dinero prestado, o fiado, se tendría que pagar de todos modos.
Ahora, el secretario de Energía declaró que estas medidas de crédito eran para ayudar a sortear la "burbuja" de los precios del gas natural. Nada más peligroso que reducir un problema real y estructural, como es el de los precios altos del gas en América del Norte, que no sólo en México ni por causas originadas en nuestro país, a un fenómeno circunstancial o momentáneo.
Hay una "burbuja", pero no sólo es eso. Hay un aumento de plazo más largo en estos precios. Las causas que se sobreponen son varias, y las más importantes son las de más largo plazo. Una de ellas es el hecho de que, en México pero sobre todo en Estados Unidos, sin haber suficientes reservas de gas natural ni capacidad instalada para producirlo y transportarlo a los centros de consumo, ha habido una tendencia a estimular su uso excesivo en toda clase de actividades. Otra es el hecho de que, del total de reservas probadas de gas natural en el mundo, sólo 5 por ciento está en América del Norte, aunque en esta misma zona está 29 por ciento del consumo mundial. Y no existe hoy una forma económicamente viable de transportar ese energético de un continente a otro.
Otra causa más es que en los años de precio bajo del gas la inversión fue muy baja, por su pobre rentabilidad con esos precios del energético en cuestión. Por este lado, el actual repunte de la inversión al haber subido los precios, sólo se traducirá en un aumento significativo de la producción en uno o más años, según el proyecto. El único componente de corto plazo es el invierno, y cuando éste termine, algo bajará el precio, pero no a niveles compatibles con la realidad económica del país.
Se quiso justificar el mantener estos precios diciendo que el costo de producción del gas natural por parte de Pemex es de 2.50 a tres dólares por millón de BTU. Esto no es congruente con el hecho de que las tres cuartas partes del gas producido en México sale asociado al petróleo, y la inversión para extraer crudo, incluso con vistas a exportarlo, da como resultado el gas como subproducto. Pero, además, si este costo fuera real, eso implicaría que se estuvo vendiendo durante años el gas por abajo del costo, ahí sí violando los convenios comerciales internacionales: el precio promedio de exportación del gas natural en 1998 fue de 2.1 dólares por millón de BTU. La única otra explicación sería que el costo subió tanto por el aumento del precio del gas, de donde se desprendería un empleo muy ineficiente del mismo.
Al nuevo gobierno le están resultando políticamente más costosos sus compromisos con el gobierno anterior, que los intentos de aplicar su propia política. Es difícil que medidas como la que comentamos se sostengan. Toda una rama de la siderurgia mexicana se desarrolló sobre la base del gas barato. Si en México se inició y desarrolló la tecnología de reducción directa, que usa gas, como una forma de producir acero, alterna a la de los altos hornos que emplean coque de carbón, fue precisamente por el gas barato. Algo similar sucede con otras ramas de la industria. Además, el gas es barato no por subsidio sino por su costo real de producción. Si queriendo dorar la píldora al decir que no va a durar mucho el problema y que solito se resuelve, no se va al fondo del asunto, el único resultado al que se puede llegar es el de destruir ramas enteras de la industria. El daño sería tal, que el país difícilmente lo aceptará, y por eso tendrá que darse un cambio en este plano.