* Orlando Delgado *
Inflación y política monetaria
Hace apenas unos cuantos días, el Banco de México (BdeM) informó que se había logrado un incremento en los precios al consumidor, inferior a la meta programada. Como se recuerda, ésta fue establecida en 13 por ciento y el resultado anual fue de 12.4 por ciento. Este hecho les dio fuerza para ratificar la meta de 10 por ciento para el 2000, la que había ido ganando las primeras batallas: el incremento a los salarios mínimos se fijó precisamente en ese mismo porcentaje, poniendo por delante el objetivo antinflacionario antes que la recuperación del poder adquisitivo de los propios salarios.
El aumento de los precios en 1999 menor al programado se alcanzó, pese a que en el curso del año la base monetaria, es decir, los billetes y monedas en circulación, creció por arriba de lo programado, lo cual ha obligado a que el BdeM tenga que explicar las razones de este comportamiento de la base. Esta institución tiene obligación de enviar al Ejecutivo y al Congreso de la Unión, en cumplimiento al artículo 51 de su propia Ley, el programa de política monetaria para cada ejercicio; esto significa que se establecen compromisos precisos en relación con el comportamiento de las tres variables básicas en esta materia: la base monetaria, los activos internacionales netos y el crédito interno neto.
Cada una de estas variables tiene un papel específico en el propósito de conseguir un determinado crecimiento de precios que es, como se sabe, el objetivo no sólo de la política monetaria, sino del propio BdeM. De este modo, se comprometió un crecimiento de la base monetaria de 18.1 por ciento, explicado por el crecimiento esperado del producto (3 por ciento), la inflación (13 por ciento) y la remonetización estimada (1.5 por ciento). En la perspectiva teórica de ellos, el control de la expansión de la base monetaria es fundamental en la lucha contra la inflación; en 1998, por ejemplo, no obstante que la inflación fue mayor a la meta programada, la trayectoria de la expansión monetaria resultó conforme a lo esperado.
En 1999, sin embargo, la base creció por encima de lo comprometido, lo cual no impactó el crecimiento de los precios. La explicación de Guillermo Ortiz es que la economía experimentó un proceso de monetización, de modo que los incrementos en la base se explican por un aumento de la demanda por dinero primario y no a causa de la inflación; a su vez, la demanda por dinero se incrementó debido a un crecimiento económico mayor al esperado, junto con una reducción de las tasas de interés nominales, así como desplazamientos en la preferencia de efectivo hacia cuentas de cheques. Por esta razón, un crecimiento de los billetes y monedas superior en 8 por ciento a lo programado no sólo no afectó la trayectoria inflacionaria esperada, sino que ésta resultó inferior; resultado al que no es ajeno el comportamiento del tipo de cambio.
El inicio del 2000 ha validado que tanto BdeM como la tecnocracia en el poder harán todo lo posible por lograr que la inflación termine ligeramente por debajo de la meta, logrando el objetivo "añorado" de un dígito tan caro para ellos. El costo de este propósito será, por supuesto, elevado: los asalariados recibieron un incremento de 10 por ciento y, al día siguiente, empezaron a darse aumentos en los precios de una serie de bienes de consumo básico superiores al aumento salarial, que ųsegún BdeMų revelaron presiones inflacionarias. Para evitar que estos incrementos contagien otros precios, particularmente los salarios derivados de revisiones contractuales, se ha aplicado una ampliación del "corto" de 160 a 180 millones de pesos; el impacto inmediato de esta medida es un aumento en el precio del dinero que incrementa la tasa de fondeo de los bancos y, en consecuencia, se transmite a las tasas de interés nominales, encareciendo el crédito, tanto para los actuales usuarios como para los posibles solicitantes.
El BdeM expresó que se trata de enviar una señal al mercado, mostrando su firmeza en la búsqueda del objetivo de inflación, señal que se traduce en un castigo inmediato a los deudores, debido a que incrementa el costo de sus pasivos, como castigó a los asalariados el incremento a los mínimos legales. En el día en que se anuncia la política monetaria para el 2000, como siempre BdeM ratifica que primero está la meta inflacionaria que las condiciones de vida de los mexicanos.