Ť Empresas del ex presidente, ligadas al narcotráfico
Moscoso nombró a Endara juez de la Suprema Corte
Ť El cargo, "garantía para EU" de una justicia independiente
Ť Sin protocolo, el pueblo marchará en la zona recuperada el 31
Stella Calloni, enviada, Panamá, 28 de diciembre Ť Muchos panameños pensaron que la designación del ex presidente Guillermo Endara como juez de la Corte Suprema de Justicia era una broma del Día de los Inocentes. Pero no lo es, y por eso legisladores, tanto opositores como algunos aliados del oficialismo, resisten el nombramiento de quien fuera juramentado como mandatario en una base militar del Comando Sur la noche del 19 de diciembre de 1989, lo que entonces sirvió para otorgar un marco jurídico a la invasión estadunidense.
Cuando sólo faltan cuatro días para que Panamá recupere su soberanía con la devolución del enclave colonial de la Zona del Canal, este hecho evidencia que Washington no descansa, y que las advertencias sobre su intención de ser el "guardián de la democracia" panameña, o de intervenir cuando lo considere necesario, no son meras palabras.
Socio y abogado de compañías que se han visto mezcladas con temas de narcotráfico, como la Chola Corporation ųdonde se manejaban fondos del ex jefe de la policía política de la dictadura chilena, el general Manuel Contrerasų, y acusado ante cortes internacionales por su conducta durante la invasión que él mismo solicitó, al parecer Endara sería para Estados Unidos una "garantía" para una justicia independiente en Panamá.
Esta designación, hecha por la presidenta Mireya Moscoso, es una muestra de los enormes desafíos que afrontarán los panameños que no quieren otra independencia "robada" como la de 1903, cuando al mediodía del 31 de diciembre festejen una devolución por la cual lucharon y murieron miles.
"La gran batalla que tendrán que librar las presentes y futuras generaciones de panameños no se agota en la preservación de la recién adquirida independencia y soberanía sobre el territorio nacional, sino que será la construcción de una sociedad democrática con justicia social y equidad. ƑY cómo hacerlo en estas circunstancias, cuando hay que evitar que esos bienes continúen siendo una valiosa piñata que se disputan ferozmente los hijos de la oligarquía y la partidocracia que gobierna? ƑCómo impedir que los leoninos intereses transnacionales y locales destruyan las valiosas riquezas ecológicas?", se pregunta el sociólogo Miguel Candanedo.
El estudiantado, los trabajadores, todos los panameños tienen mártires para recordar, nombres que fueron olvidados. Hay otros olvidos: la imagen que lleva la moneda que se acuña para el traspaso del Canal no es la de Omar Torrijos, el general campesino que recogió la historia de las luchas ignoradas a las que, como él decía, convirtió en bandera que fue a agitar por los rincones del mundo. No es el rostro del hombre que firmó en 1977 con el estadunidense James Carter los tratados para la devolución de la vía, sino el de la presidenta Moscoso, quien lleva tres meses en el gobierno y a quien las circunstancias pusieron en la encrucijada de recibir la monumental obra de principios de siglo, que fue el mayor recurso de Panamá, pero también su mayor prisión.
El próximo viernes ya no habrá una ceremonia protocolar de traspaso, con reyes, presidentes, ministros y ausencias marcadamente antidiplomáticas como las del estadunidense Bill Clinton o su secretaria de Estado, el pasado día 14. Ahora será el mero pueblo el que marchará hacia la Zona del Canal recuperada. Habrá actos separados seguramente, porque hay quienes lo dieron todo para llegar a este final y quieren hacerlo a su manera, incluso recordando a sus muertos, y hay quienes cumplieron su papel de testaferros y administradores coloniales.
"Es imposible amar algo que no se conoce. Y nosotros fuimos y somos los más desconocidos. Nadie se ocupaba de esa gente del istmo, como nos decían, no volteaban a vernos, ni siquiera respetaron nuestra verdadera historia (...) No podían amarnos y menos aún defendernos". Así lo decía Rogelio Sinán, el patriarca de las letras panameñas, quien estaba dispuesto a vivir hasta los cien años para ver a su país soberano, pero que con más de 80 no pudo o no quiso sobrevivir tras la invasión de 1989.
Sinán, el poeta vanguardista de principios de siglo, hablaba también de la sensación de ser un país de tránsito, en el que era difícil imaginar relaciones perdurables. "Se vivía ųdecíaų como al borde de un gran puerto que no lo era, impedidos de llegar al territorio propio vedado y a nuestro mar también". Por un lado la ciudad de Panamá, por el otro Colón, con su gente traída para construir el Canal, pero luego discriminada.
A pesar de todo lo sucedido en estos años, desde fines de los 60, cuando Torrijos decidió "poner a Panamá en la geografía del mundo", el país sigue siendo tan desconocido que la mayoría ignora que se independizó en realidad en 1821 y que, a instancias de Simón Bolívar, se unió a la Gran Colombia ese mismo año.
A los historiadores les gustaría también que alguna vez alguien recordara que en1903, frente a la bahía de Panamá, de espaldas al mar fue fusilado el general Victoriano Lorenzo, un indio, un cholo. Lorenzo, cuya consigna era luchar "por la tierra, la sal y la libertad", porque la sal era sustento y trueque, era un obstáculo para una independencia "robada". Por lo pronto, se recuerda aquí a cada uno de los que lucharon por la independencia: jóvenes indígenas pusieron flores a los pies de la estatua que reproduce la imagen del cacique Urraca, nunca dominado por los colonizadores españoles.
Esto pasa en estas horas de vigilias, mientras en las mesas financieras se discuten los negocios futuros y otros grupos de debates advierten sobre "los riegos de la libertad" para poner nuevamente sobre la mesa supuestos peligros que acechan, amenazas diversas, guerrillas vecinas, al Canal. Por eso la alegría que muchos imaginaban desbordada, es ahora una alegría con temores y presagios que no debieron ser.