Carlos Martínez García
El sucesor de Samuel Ruiz
Es claro que el gobierno mexicano está interesado en que el sucesor de Samuel Ruiz en el obispado de San Cristóbal de las Casas no sea el dominico Raúl Vera, obispo coadjutor de la diócesis coleta desde agosto de 1995. Pero una cosa es querer y otra distinta poder llevar a buen término los deseos o intereses gubernamentales en el asunto de la sucesión obispal.
Simpatizantes y seguidores de la línea pastoral de don Samuel Ruiz han externado sus temores de que por cabildeos y presiones del gobierno federal, en Roma decidan nombrar para San Cristóbal a un nuevo obispo diferente al actual coadjutor. Los cabildeos sin lugar a duda existen, pero difícilmente los movimientos de la administración de Ernesto Zedillo pueden tenerse como presiones. ƑPuede y tiene el zedillismo los arrestos necesarios como para imponerle algo al Vaticano? Estoy convencido de que no tiene la fortaleza para acometer una acción de tal envergadura. Tampoco creo que las organizaciones y personas afines a la teología y política impulsadas por Ruiz García, que han emprendido gestiones en la nunciatura y publicado cartas en El Correo Ilustrado de nuestro diario pidiendo que el sucesor sea Raúl Vera, crean firmemente en la capacidad gubernamental de ganarle a Roma en un asunto tan espinoso como el de quién encabezará la diócesis, que en el siglo XVI tuvo como obispo a Bartolomé de Las Casas. El verdadero poder que decidirá la cuestión es una de las instituciones más cerradas y contraria a las demandas de sus feligreses: el papado y su larga experiencia en los asuntos terrenales.
Se entiende que organismos cercanos a Ruiz García y el obispo de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes (casi el único entre los obispos mexicanos que abiertamente defiende ante la cúpula clerical el trabajo de don Samuel), hayan decidido enfocar sus baterías contra las acciones deslegitimadoras emprendidas por el gobierno mexicano para descalificar a quien por cuatro décadas estuvo al frente de la diócesis de San Cristóbal. Conocedores de los entretelones del Vaticano evitan identificar el verdadero centro donde se está dirimiendo el nombre del clérigo que ocupará el puesto de quien los indígenas católicos de Chiapas llaman Tatic. Ese centro, bien lo saben, está en el minúsculo Estado Vaticano. La alta burocracia religioso-política de Roma tiene la decisión plenamente en sus manos. La va a tomar teniendo en cuenta, en primer lugar, sus intereses de largo alcance. Para una institución milenaria, que tiene como uno de sus objetivos centrales seguir reproduciendo un credo y una organización centrada en el dogma de que el Papa es el sucesor del apóstol Pedro, las coyunturas políticas tienen importancia, pero no son determinantes para, en función de ellas, decidir un nombramiento como el del nuevo obispo en una diócesis de trascendencia mundial, como en estos momentos es la de San Cristóbal de las Casas. La divisa de Roma es que las coyunturas políticas pasan, pero la Iglesia católica permanece. Entonces la pregunta es: Ƒen el largo tiempo quién garantiza mejor la difusión de la catolicidad, tal y como es entendida y practicada ésta por Juan Pablo II?
Si la respuesta a la pregunta anterior es Raúl Vera, entonces sin problemas el obispo coadjutor pasará a ser titular de la diócesis y la línea pastoral iniciada por Samuel Ruiz tendrá continuidad para regocijo de catequistas, miles de indígenas identificados con el trabajo del anterior obispo y simpatizantes que no necesariamente comparten los principios religiosos diocesanos, pero sí sus consecuencias políticas. En sentido contrario será la reacción de los críticos de don Samuel como los auténticos coletos, los paramilitares, los chamulas tradicionalistas, los gobiernos estatal y federal. Pero de que la respuesta puede ser otra, existen evidencias que se han filtrado en la Conferencia del Episcopado Mexicano, y de allí hacia medios interesados en conocer el nombre del sucesor de Samuel Ruiz García. Uno de los que se cita para llegar al mencionado cargo es el obispo de la diócesis de Oaxaca, Héctor González (La Jornada, 28/12/99; nota de Guadalupe Ríos). Su línea pastoral es distinta, por no decir contraria, a la desarrollada por Samuel Ruiz y Raúl Vera. Si la decisión del Vaticano recae en el obispo González, o uno de similar talante, será porque en Roma consideraron privilegiar ciertos énfasis pastorales divergentes de la política diocesana que marcó el obispo Ruiz García con su opción preferencial por los pobres.
Como la Iglesia católica romana toma sus decisiones de manera estrictamente vertical, y en el caso del nombramiento de obispos, arzobispos y cardenales con mayor razón, en el asunto casi nada tienen que ver los feligreses de la diócesis de San Cristóbal. Don Samuel lo sabe y por eso cuando en noviembre pasado, al cumplir la edad que marca el derecho canónico para renunciar a su puesto (75 años), además de enviar el documento conducente a Karol Wojtyla, expresó su total acuerdo con la decisión que se tomará en Roma acerca de quién será su reemplazante. Ni modo, así son las cosas en el Vaticano.