* Ejercicios de la buena muerte, muestra de 17 obras, se exhibe en la GAM
Arturo Rivera reivindica su afición por develar el ''lado oscuro del alma''
* Mientras la pintura ya feneció, yo sigo ejerciéndola, dice el creador mexicano * Critica
el reciclaje del arte: ''el performance es una forma de hacerlo'' * La plástica es mi terapia
Mónica Mateos * Un cuadro de tres metros de largo sobresale en la sala de exposiciones de la Galería de Arte Mexicano (GAM). En él, se ve el cadáver de Arturo Rivera bajo la frialdad de la luz que se estrella en su pecho; en el lado oscuro de la escena hay una arpía, un cerdo carroñero y un ser deforme. Una vez más, el pintor deja que la muerte se ejercite con su alma. ƑO es el artista quien acude al abismo para asumir con intensidad su oficio?
Hay tantas respuestas como escalofríos que recorren la espina dorsal de quienes miran y admiran la belleza de matices descarnados de la exposición de 17 trabajos de Arturo Rivera (DF, 1945), que se presenta en la GAM con el título Ejercicios de la buena muerte. Es el encanto del estremecimiento que provoca el autor con sus imágenes de dolor y ausencia. P
ero más allá del ''tema recurrente'' que ha causado embeleso tanto en México como en París, Washington y Houston, en cada pincelada lo que el creador reivindica es la vida.
''Me gusta vivir. Soy un vivo entre los muertos. No estoy muerto'', afirma Rivera después de relatar sus ''tres muertes'', que no son metáfora, sino la experiencia de un suicidio fallido, una mala operación que le provocó una prolongada hemorragia y un cambio de válvulas en el corazón, "a pecho abierto".
Esas historias en su biografía, explica Arturo Rivera, ''quieren decir que vivo más cada día, que no resto, sino que, como he pasado líneas, voy sumando vida. Por supuesto que tengo otra forma de ver la existencia y no es que no tema a la muerte. Temo, pero no es un susto constante, parece contradictorio, pero cuando la muerte viene a mi vida es para hacerme revivir''.
La reconstrucción del alma
-ƑHa sido ardua esa reconstrucción?
-Sí, pero deja tú los huesos y las venas rotos... Reconstruir el alma ha sido tremendo. Mi vida empezó cuando me salí de mi casa a los 17 años. Mi padre era de clase media, más o menos acomodada, y como escogí ser pintor y no arquitecto me dijo ''adiós''. Luego de mi suicidio, empecé a usar la mente, pues todo lo anterior había sido pura intuición. Tenía razón, claro, y tal vez un método, pero tuve que aprender a vivir. Experimenté una regresión porque no podía salir a la calle y mi madre tenía que dormir cerca de mí. Incluso necesité resignificar mi ciudad. Me fui al extranjero porque luego de mi segundo divorcio, mi hermano murió y yo dije Ƒqué hago aquí? Tenía fobias muy grandes, cada calle me recordaba cosas, no podía con la ciudad de México. Cuando regresé, me fui a vivir a Tepoztlán y para reconstruirme de nuevo como habitante del Distrito Federal imaginé que era un extranjero. Fue difícil porque yo amaba entrañablemente a esta ciudad, estudié la prepa en San Ildefonso, fui a la Academia de San Carlos. Mi vida se había forjado en el centro y después era lo que más me daba fobia. Hasta había dejado de pintar.
''Ahora ya no me angustio... tanto. El centro me encanta, tiene otro significado, me hice de otros recuerdos. Sobrevivo con medicamentos porque de repente padezco ataques de pánico, que son como entrar en un remolino del que ya no sales. Tomo mis precauciones al respecto, sobre todo porque cuido mi corazón. Asumo mi vida actual. Es decir, si tuviese que tomar morfina para seguir viviendo lo haría, pues me gusta vivir. Soy un vivo entre los muertos. No estoy muerto.
"ƑPor qué? Porque toda la pintura está muerta y yo sigo pintando. He hablado mil veces de ese 'reciclar el arte'. Los performance son cosas que, por ejemplo, ya viví. Soy hijo de las vanguardias. Hace muchísimo quebré un caballete en la calle de Mazatlán como símbolo de que esa forma de pintar había muerto. Hice happenings, instalaciones llamadas hoy performance. Ahora todo eso existe por cuestiones de mercado.
"El mercado del arte no se puede caer, lo inflaron tanto los estadunidenses que tienen que continuar con sus inventos para sostenerlo. Por ejemplo, se basan en Marcel Duchamp, que ni siquiera es neoyorquino, es francés, es la inteligencia máxima y sólo puede haber uno. Entonces sueltan un chorro de dinero en revistas para que se escriba exaltando a algunos artistas y los inflan.
"Lo mismo pasa en Monterrey. Hacen un museo de arte moderno para poder revolver Picassos con Rauschenbergs y poner todo en un mismo nivel de comercialización altísimo. ƑCómo es posible que una obra de Diego Rivera, ya muerto, se venda en 5 millones de dólares, y que alguien que está vivito y coleando cobre 10 millones de dólares por un cuadro?
''Si hay cuates que en vida siguen vendiendo sus porquerías a 10 millones de dólares, Ƒcómo van a dejar que ese mercado se caiga? Esa es también la razón de ser de las subastas. Y los parámetros económicos son un dique para la pintura.
"Pocos saben que el arte en Latinoamérica está apenas naciendo, en particular en esos países donde hay conflictos y que además tienen una herencia de pintores y poetas muy fuerte''.
-ƑQué sucede con el arte europeo?
-Donde quiera se ve la vacuidad, porque los gringos no sólo se quedaron con su arte inventado, lo exportaron. Entonces, Europa está lleno de porquerías también. Claro que hay movimientos artísticos que se encuentran reaccionando a esto.
"En Italia, por ejemplo, está surgiendo algo que se llama arte culto, promovido por artistas hartos que están volviendo a lo clásico, pero a diferencia de México, no tienen una rica mezcla étnica y cultural que aborda el tema de la muerte. Entonces, los críticos cercanos a esa corriente opinan que hay una posibilidad de encajar el quehacer artístico mexicano en ese fenómeno que está sucediendo en Europa''.
La pintura es resistencia
-ƑQué les llama la atención? ƑEsa cercanía que los mexicanos tenemos con la muerte?
-Tal vez, porque eso forma parte de nuestro mundo. Pero lo original no está en el cerebro. A estás alturas del arte ya no se puede hacer nada "innovador", cualquier cosa puede ser llamada "suceso artístico", desde orinarte sobre alguien hasta matar un perro. Lo "original" radica en la diferencia innata que toda persona trae en su interior. Todos somos diferentes y lo traemos dentro, pero la introspección duele, cuesta trabajo y se requieren muchos años para hacerlo.
''Por eso el oficio de pintor es de resistencia. Mucho grandes compañeros que tenían talento se han quedado en el camino. A algunos los ha matado la ambición, como a Enrique Guzmán, a quien le faltaban años para convertirse en un gran pintor, se suicidó antes. Amadeo Modigliani hubiera podido ser mejor que Picasso, también le faltaron años.
''Los pintores pertenecen a una raza muy especial, por eso trato de no juntarme con ellos. En primera, no puede haber un diálogo o una discrepancia en torno de la cual hablar, como sucede entre los escritores. Aquí es a madrazo limpio y a cuchilladas. Otro enemigo casi natural del pintor es el alcohol, te podría nombrar a muchos que batallan con eso''.
-Entonces, pintar es un trabajo con todo en contra.
-Sí, empezando por el óleo. Todo mundo cree que se puede ''aprender'' a pintar con óleo, pero es un material que, no obstante, está lleno de posibilidades prácticas. No siempre combina con el mundo interno de quien lo utiliza. Existe tanta represión que impide, no sólo a los artistas, sino a todo mundo, acceder a ese yo interno... La sociedad ha vivido muchas revoluciones, claro, y es más abierta, pero el miedo a meternos en nosotros mismos es ancestral. Puedes intentarlo y quedarte en el camino, con miedos toda la vida, hasta donde llegues.
-ƑHasta dónde has incursionado en tu interior?
-Ya estoy hueco, es decir, he penetrado hasta lo más hondo de mí, porque la pintura ha sido mi terapia. Y hasta que me muera voy a seguir luchando por seguir haciéndolo mejor. Claro, no en el sentido moral, porque soy un perverso.