La Jornada miércoles 15 de diciembre de 1999

Alejandro Nadal
F&A: leyendas de la globalización

Uno de los mitos más útiles para los ideólogos del neoliberalismo se refiere a la inversión extranjera directa (IED) como motor de la globalización. Desde esta perspectiva distorsionada, la IED es concebida como una fuerza que constantemente está añadiendo nueva capacidad productiva y reorganizando de este modo la producción a escala mundial.

En la ideología neoliberal, el crecimiento de la IED a nivel mundial es la evidencia de que la globalización es una fuerza inexorable. Y como la IED es identificada sin más con nuevas plantas productivas y nuevos empleos, se recomienda que para aprovechar las ventajas de la inversión extranjera directa los países de todo el mundo deben tener la mesa puesta, lo que significa adoptar el modelo neoliberal.

Veamos algunos números que ponen en entredicho estas "verdades" promovidas al rango de dogma de fe: en 1998, último año para el que existen datos completos, la IED mundial alcanzó los 644 mil millones de dólares (mmdd). Este es un incremento espectacular de 39 por ciento por encima del monto de la IED en el año anterior, que apenas registró 464 mmdd. ƑCómo se produjo este crecimiento tan importante en el monto de la IED en un año en que la economía mundial sólo creció la tasa mediocre de 2 por ciento?

El crecimiento de la IED se explica, fundamentalmente, por las fusiones de empresas y adquisiciones de activos ya existentes. En 1998 las "fusiones y adquisiciones" (F&A) alcanzaron los 544 mmdd, es decir, más de 84 por ciento de la IED total.

Las F&A son un simple cambio en los derechos de propiedad y no añaden nueva capacidad productiva o em- pleos. No sólo no generan nuevos empleos, sino que en muchas operaciones las adquisiciones son seguidas de reducciones significativas en la nómina, con el fin de abatir costos y hacer más eficientes sus operaciones.

Las F&A están ligadas a la reorganización de mercados y responden a estrategias corporativas para mantener y transferir rentabilidad entre empresas de grupo. En muchos casos el objetivo son las ganancias financieras de corto plazo derivadas de una futura revaluación del precio de los activos adquiridos.

Entre los países desarrollados las F&A alcanzaron los 468 mmdd. Una buena parte de esas F&A proviene de la integración de sistemas bancarios y en esas operaciones se trató de intercambios cruzados de acciones y títulos entre bancos, de tal manera que ni siquiera estuvieron involucradas transferencias de divisas de una economía a otra.

Otras megafusiones consideradas como IED tampoco involucraron transferencias de divisas. Los ejemplos de las fusiones Daimler-Chrysler, British Petroleum con Amoco y Hoechst con Rhone-Poulenc son reveladores: juntas rebasaron los 115 mmdd. Pero los intercambios cruzados de acciones explican casi la totalidad de esas operaciones.

En 1998, unas 89 megafusiones de empresas trasnacionales representaron más de 60 por ciento del total de las F&A contabilizadas como IED mundial.

Aún hay más. En 1998 apenas 25 por ciento de la IED mundial se dirigió a países subdesarrollados. Pero una buena parte de esa cifra (166 mmdd) corresponde también a adquisiciones de activos ya existentes.

Según la CEPAL, en América Latina las F&A han representado entre 50 y 60 por ciento de la IED entre 1991 y 1997. Y la participación de las F&A en la IED total en México, para 1997, fue de 58 por ciento, y se explica por la compra de tan sólo siete grandes compañías mexicanas. Las empresas y los montos de capital adquirido son: Iusacell (100%), Cigarrera La Moderna (50%), Grupo Cifra (50%), PanamSat, Grupo Modelo (19%), Cigatem (21%) y Financiera Serfin (20%).

Para concluir, todo análisis sobre la IED debe contabilizar la repatriación de utilidades. La IED, corresponda o no al rubro "fusiones y adquisiciones", puede repatriar utilidades. En contraste con la expansión vertiginosa de las F&A, la reinversión de utilidades cayó de 40 por ciento de los flujos de inversión, a principios de la década, a un ramplón 17 por ciento en 1998. Además, la IED utiliza otros canales para transferir rentabilidad al exterior con el fin de eludir impuestos. Datos recientes de UNCTAD demuestran que 84 por ciento de las subsidiarias de empresas trasnacionales en países subdesarrollados transfieren rentabilidad a sus empresas matrices a través de precios de transferencia y pagos de regalías.

Estos datos descalifican las nociones simplistas sobre la nueva capacidad productiva generada por la IED a nivel mundial. También descalifican la receta neoliberal para aprovechar las ventajas de la IED. Muchos manifestantes en Seattle quizás no cono- cían estos datos. Pero después de to-do, muchos economistas neoliberales tampoco.