La Jornada miércoles 15 de diciembre de 1999

Arnoldo Kraus
De mal en peor

Los meses que faltan para las nuevas elecciones presidenciales parecen larguísimos. Habrá que seguir sometiendo oídos, vista y neuronas a la propaganda y a los tiempos que ésta ocupe en los medios de difusión. Y habrá también que continuar el intento de entender ese difícil entramado de la política mexicana que insulta la inteligencia.

En los últimos meses, el escenario de las precampañas ha pintado la altura y los absurdos de nuestros políticos. Atestiguamos la asunción de Porfirio Muñoz Ledo como candidato del PARM a la presidencia del país aun cuando pertenecía al PRD (del cual habla muy mal). La diosa publicidad mostró durante la precampaña priísta lo que en ese partido significa ética, así como el feliz retorno y abrazo fraternal entre Roberto Madrazo y Labastida Ochoa, una vez que el próximo Presidente triunfó en la contienda interna. La familia de los ecologistas han protagonizado un salnete de telenovela que culminó con la unión de Jorge González al PAN. El PRD capitalino mostró el cobre ųbastante oxidado por ciertoų durante la brega intrapartidista para elegir al gobernador del DF y, last but not least, el vínculo que muchos deseaban, entre Fox y Cárdenas, no se dio. Total, un escenario político barato, corriente, superficial, tercermundista, en el que la crítica de todo lo ajeno ha sido paralela a la ausencia de la construcción e inteligencia propias.

La vacuidad de las campañas y el enojo de la ciudadanía, puede resumirse parcialmente en el lema Por un México sin campañas. La otra parte apela al difícil tema de la honestidad en relación con lo que invierte en esas tareas, lo que se roba (y que se deposita en otras cuentas) y lo que se puede, o debería gastar en propaganda cuando el país cojea en tantos rubros. ƑEl dinero utilizado en las toneladas de plástico con las fotos de los candidatos no tendría mejor destino en la UNAM? ƑEl presupuesto destinado al Instituto Federal Electoral (IFE) sirve realmente o hubiese encontrado mejor acomodo en Chiapas? Las incontables horas de televisión y radio, que no cuestan poco, Ƒsirven realmente de algo? La realidad es que la nación ha cambiado poco, el PRI sigue en el poder y la pobreza se convierte en miseria en forma geométrica. Todo esto a la luz de las campañas, de sus costos y de lo que escribo en los próximos párrafos.

La idea de estas líneas proviene del malestar por nuestra cultural (he disfrazado mi plagio) y del texto que Luis Benítez Bribiesca intituló presupuestos insultantes (Lunes en la ciencia. La Jornada, 6 de diciembre), en la que el autor entreteje los hilos de nuestra realidad que deviene pasados grises y futuros negros. La idea de la idea es tan simple como caótica: las luchas políticas pesan más que la educación.

A Benítez le resulta grotesco que casi 9 mil millones de pesos puestos a disposición del IFE "serán dilapidados en campañas políticas demagógicas...", mientras que al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se le asignó la tercera parte del presupuesto del IFE. La enjuta partida destinada al Conacyt deberá servir para todo, y para todos los involucrados bajo las ramas amparadas en ese consejo, cuyas finalidades, sin duda, servirían mejor a la nación que las herencias de las contiendas políticas. Con tino, Benítez nos recuerda que "en otras naciones, los partidos y candidatos deben recaudar sus propios fondos, pero aquí los contribuyentes debemos pagar muy caro la democracia". ƑCómo lucirían los puentes del periférico con invitaciones a la lectura, la música, el cine?

Agregó a los datos anteriores que para el año 2000, de acuerdo con el proyecto de presupuesto de egreso de la federación, el sector cultura recibirá mil 547 millones de pesos, lo que equivale a una disminución de 4.2 por ciento en relación con la del año en curso. De hecho, el presupuesto será 14 por ciento menor que en 1993. Las mermas en educación tendrán un impacto negativo en instituciones como la UNAM y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, entre otras. Sin embargo, alegrémonos, no todo está perdido: lo que se sustrajo de la cultura seguramente servirá para pagar el rescate bancario o apoyar las jubilaciones de los ministros que aún no la tengan.

Salta a la vista que la política ancestral nos ha tendido una trampa: pretende inmortalizarse y limpiarse en campañas supuestamente transparentes y morales a costa de los dineros de la educación y la ciencia. Son claras las prioridades del gobierno y obvios sus olvidos. Es evidente que la transición democrática que se dice vivimos, es una coladera que da paso a todos los vicios del sistema y frena ciencia y cultura. En nuestros gobiernos, los viejos dogmas de empantanar la educación no son viejos. Bien sabe el poder que la cultura y la inteligencia deben suprimirse tanto como sea posible.