Para estos días santos, nada mejor que acompañar la nota con imagen religiosa. Corresponde a un anónimo mexicano del siglo XVII en óleo sobre cobre, medidas 62x45 que pertenece a la colección Sequeira de Caracas. Tomo el dato de un catálogo recién publicado por el Instituto de Investigaciones Estéticas, en su colección Estudios y fuentes del arte en México. El autor es el profesor Carlos F. Duarte, director del Museo de Arte Colonial de Caracas, reconocido historiador venezolano. El eligió esta pintura como portada para el volumen que menciono, pero en la ficha técnica no consigna cosa alguna sobre la iconografía ni tenía porqué hacerlo, pues su intención al seleccionar y publicar una serie de pinturas, estofados, cerámicas y muebles mexicanos del Virreinato no era otra que darlos a conocer y salvaguardar sus datos técnicos principales.
La pintura en cuestión es una Anunciación y los personajes que allí aparecen son los consabidos. El detalle aquí publicado presenta sólo a la virgen arrodillada, que al parecer recibe la noticia del ángel y dice: ''Hágase en mí según tu palabra", mientras recibe unos efluvios o rayos divinos que emite la paloma, símbolo del Paráclito, mediador de Dios Padre. Este es un bello anciano, el arquetipo tomado de la Creación, de Miguel Angel, mediantee otros discursos. Desde el rompimiento de gloria donde se encuentra sentado en las nubes, abriendo los brazos, parece sorprenderse de lo que en la tierra ocurre. Todo es según los cánones. Pero, Ƒel profesor Duarte reparó en la peculiaridad de esta pieza en la que María aparece embarazada de seis meses?, Ƒfue por esa razón que eligió la lámina como portada para que todos nos fijasemos en ella aunque no abriésemos el libro? Si así se dieron las cosas, es una lástima que no haya incluido ciertas claves respecto de su hallazgo.
María es aquí muy joven, y como se anota en la mariología, tendrá unos 14 años. Su rostro regordete es bello, de tipo italiano. Viste una camisola casi transparente, sus senos apenas si apuntan, son todavía de niña, el manto azul con el que se abriga le cubre los hombros y los brazos dejando el torso y los muslos apenas velados con la delgada tela blanca de lo que hoy denominaríamos un camisón de muselina muy fina. Lo que es evidente es su embarazo, los ligeros pliegues de la tela en vez de disimularlo lo acentúan.
Ha estado leyendo la Biblia, colocada en el mueble de caoba que tiene al lado, tras el mueble hay otra estructura: parecen ser dos losas, pero como la reproducción no es muy nítida, también puede tratarse de almohadones cubiertos con un lienzo rígido y blanco. En todas formas la situación es ambigua, si se toman como losas, el sepulcro de Cristo ya está allí presente, si como almohadones emparedados, la situación no cambia mucho, pues el cuerpo de Cristo fue sujeto a abluciones después del descendimiento y antes de ser colocado en el sepulcro.
Al advertir la presencia del ángel que desciende al studiolo con todo y las nubes, María se ha arrodillado sobre la alfombra quizá persa o caucásica que se advierte en el cuadrante izquierdo.
Sus piernas ligeramente separadas son robustas, pero es su vientre abultado el que llama la atención en primer término.
Según veo las cosas, el pintor juntó todos los elementos de las Anunciaciones, pero en mi opinión pensó que la madonna ya estaba embarazada y que como era tan joven quizá no conocía del todo las modificaciones que sufre el cuerpo, por eso el ángel del Señor vino a anunciarle su concepción.
El pintor no estaba cometiendo ninguna blasfemia. El cuadro es del siglo XVII (probablemente de finales de ese siglo). Como devoción, la idea de la Inmaculada Concepción existía de mucho tiempo atrás, pero no como dogma.
La proclamación se debe al papa Pío IX y tuvo lugar el 8 de diciembre de 1854 cuando todavía no existía otro dogma, el de la infabilidad papal, formulado por el mismo pontífice mediante la bula Ineffabilis Deus, en 1870. Fue este segundo documento el que convirtió la Inmaculada Concepción de María en dogma. Antes esa idea tenía sólo carácter de creencia devocional y fue Duns Scotto quien en gran medida la arquitecturizó valiéndose de la tradición patrística. Esto ocurrió en el siglo XIII, pue él era adverso a Tomás de Aquino.
La virginidad de María no entra en conflicto para el pintor. El supone, como suponemos quienes contemplamos la escena, que el Angelus, es, como lo indica el propio himno ''la anunciación hecha a María", pero no necesariamente el momento de su concepción, por lo que pienso que el pintor simplemente se manifestó ''realista". El ángel lleva en sus manos los lirios de la pureza, como ocurre en la mayoría de las anunciaciones, incluida la de Villalpando, que es del mismo periodo pero más lujosa, ya que Dios Padre aparece tocado con triple tiara, como un gran pontífice y tanto la vestimenta como el ajuar doméstico de María son casi reales, aunque ella, eso sí, no está embarazada.
Detalle de La Anunciación, anónimo mexicano de la segunda mitad del siglo XVII