Debido a fugas se pierde 40% de agua que llega a DF: autoridades
Raúl Llanos Samaniego Ť El 40 por ciento del agua que llega a la ciudad de México se pierde en fugas domiciliarias de tuberías deterioradas que, como las que existen en el Centro Histórico, datan de hace 100 años, afirmó ayer el titular de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica (DGCOH), Gustavo Rodríguez, quien sostuvo, además, que en esta capital se registra un inequitativo abasto del líquido, que lleva a que mientras los grupos marginados tienen consumos de agua del Tercer Mundo, la gente pudiente lo hace como del Primer Mundo.
Al hablar en el marco del foro Disponibilidad y contaminación de los acuíferos en la Zona Metropolitana, el funcionario consideró, además, que mientras el precio del agua siga por debajo de su costo real, seguirá el desperdicio irracional, por lo que se manifestó por adoptar medidas que permitan cobrar más a quienes más consuman, pero también adoptar estímulos e incentivos a quienes la reutilicen.
De hecho, informó que se impondrá a los conjuntos habitacionales de lujo, clubes privados y a los nuevos edificios públicos --escuelas, hospitales-- que instalen su propia planta primaria de tratamiento de agua y cuenten con sistemas de captación pluvial; de no ser así, se les condicionará su estudio de ``factibilidad hidráulica'', que es un requerimiento para iniciar toda sus obras.
Si se generalizan estas prácticas, nos permitirán librar grandes volúmenes de agua que podríamos destinarla para los núcleos poblacionales donde les llega poco o en definitiva carecen de este servicio, añadió.
Lo que sería inviable pensar, dijo, es que se pueda cobrar a la sociedad el precio real del agua, pues ello implicaría no tomar en cuenta los ingresos de los habitantes; si el gobierno capitalino determinó no aumentar el precio del Metro, menos lo hará con el agua; entonces, hay que buscar alternativas para que quien más consuma más pague.
En su intervención, citó informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) según las cuales el consumo para una familia de un país del Tercer Mundo es de 600 a 800 litros por cada familia al día. Sin embargo, en esta ciudad, las clases pudientes gastan hasta mil litros del vital líquido al día, mientras que la gente de menores recursos consume apenas 25 litros por día, lo que significa que ``la mayoría de la población tiene sed''.
Pero, dijo, la oferta de agua es de 40 metros cúbicos por segundo, y en las fallas visibles y escondidas de las tuberías se pierden 16 metros cúbicos por segundo. No obstante, mencionó que para renovar esas líneas conductoras se requiere de mucho tiempo y dinero, además de que no será durante esta administración cuando se logre ese avance.
Se incrementan los hundimientos
Durante el mismo foro, Gustavo Rodríguez Elizarrarás, así como Luis Robledo, coordinador de Proyectos de Abastecimiento y Saneamiento del Valle de México, hablaron acerca de la sobreexplotación de los mantos acuíferos de esta capital, lo que está provocando hundimientos del subsuelo, que en algunos casos llegan hasta 40 centímetros, como en el suroriente del Distrito Federal.
Robledo destacó que la situación es tal que es posible una inundación de aguas negras en esta ciudad, como consecuencia de esa explotación, ya que se da un desfasamiento entre el gran canal y el nivel del suelo.
Recordó que en lo que va de este siglo, el Distrito Federal registró un asentamiento de 10 metros y que cada año el hundimiento diferencial se incrementa.
Gustavo Rodríguez indicó que la sobreexplotación de los mantos acuíferos es preocupante, pues por cada dos litros que se extraen del subsuelo, se inyecta apenas uno, al mismo tiempo de que cada vez más zonas se van cubriendo de asfalto impidiendo la recarga de líquido.
Señaló que en casos de la zona del aeropuerto capitalino, el hundimiento es de 25 centímetros al año; en la región suroeste de la ciudad de México llega a 45 centímetros, y se disminuyó el ritmo en el centro del Distrito Federal, que es de ocho centímetros por año.
Destacó que hoy en día se trabaja en el diseño de mecanismos que permitan regresar el vital líquido a los mantos de nuestra ciudad, así como simuladores de sistemas hidrológicos en el Valle de México.