Bernardo Bátiz Vázquez
PAN y empresarios

La designación del señor Carlos Medina Placencia como coordinador del grupo parlamentario del PAN en la nueva --por muchos conceptos-- Cámara de Diputados debe ser interpretada, en mi opinión, como un paso más de los empresarios y grupos afines a ellos, en la cooptación definitiva del partido y en su búsqueda del poder en el año 2000. Antes de ahora, los llamados neopanistas (y autodesignados ``bárbaros del Norte'') se habían posicionado en cargos internos del partido y en responsabilidades ejecutivas dentro del poder público, esto es, en presidencias municipales y gubernaturas.

Hoy con la inclusión del ex gobernador Medina en la dirección de un grupo de legisladores, tan importante como el que obtuvo su partido en las pasadas elecciones, los empresarios panistas incursionan en una área novedosa para ellos, la política parlamentaria.

Pero de las noticias que trascendieron de la última reunión de Consejo Nacional, se desprende que no están conformes y pretenden más posiciones y cargos; Vicente Fox quien cree que gobernar tiene como una de sus manifestaciones fundamentales la de hablar sin descanso, ya ha propuesto a uno de los suyos para sustituir al actual secretario general de su partido, arguyendo que ellos sí saben hacer las cosas y que son triunfadores, como si el triunfador fuera la única razón de la política.

Me temo que a partir de hoy con más frecuencia estaremos escuchando en lugar de lemas con contenido social o político, frases efectistas, como ``vamos por todo'' o ``no se rajen panistas'' y que los cursos de capacitación serán cada vez más parecidos a los que se dan a los vendedores de seguros, a los que hay que convencer de que deben admitir un no por respuesta y deben estar entrenados en técnicas audaces, optimistas a ultranza y capacitados para el éxito, muy al estilo de los manuales que desde Dale Carnagie, abundan en la literatura popular norteamericana.

Ahora, en los debates internos del PAN se vuelve a escuchar la palabra ``doctrinarios'', que en algún momento, hace unos diez años, se usó para designar a los actuales miembros del Foro Democrático. Los que entonces, siendo panistas de arraigo, no escucharon la voz de alerta que dieron dirigentes importantes del partido como José González Torres y Pablo Emilio Madero y abrieron la puerta indiscriminadamente a los empresarios y sus gerentes y que vieron complacidos cómo irrumpieron éstos en Acción Nacional y les facilitaron su acceso, están hoy recibiendo el mismo calificativo y el mismo tratamiento con su dejo de desprecio, que encierra una actitud soberbia y triunfalista. Los hombres de éxito, probados en las empresas privadas y eficaces, desplazan a los idealistas que prefieren ser fieles a la doctrina que busca a toda costa el poder.

Medina Placencia, hombre religioso y por tanto de valores, está sin embargo formado en un ambiente en que se olvida que la humanidad es aun una virtud cristiana y se exalta a los triunfadores, en que se pueden postergar convicciones si esto asegura un paso al éxito; no podemos olvidar que la concertación por la que resultó gobernador de Guanajuato, sin haber competido para ello, incluyó, entre otras cosas, tener como secretario de Gobierno al ahora senador y siempre inteligente parlamentario y hábil abogado priísta, Salvador Rocha, identificado plenamente con el sistema e impuesto a Medina por su amigo y tocayo Carlos Salinas, amén de otros cargos que importantes militantes del PRI tuvieron en su gobierno y que eran muestras claras de que los panistas y los priístas se entendían entonces a las mil maravillas, como pueden entenderse nuevamente, caso en el cual, la nueva posición de Medina sea muy importante.

Por mi parte, desde fuera, libre y por propia voluntad presente en el proceso de cambio democrático que tanto ha costado a tantos, veo el riesgo de que nuevamente, unidos por el proyecto neoliberal común, dirigentes neopanistas y priístas pacten otra vez, a despacho de que sus bases se enfrenten en las urnas y aun en las calles de pueblos y ciudades.

No quiero tampoco ser catastrofista, pudiera ser que los descalabros recientes del partido temperen los afanes trunfalistas al estilo Fox y las tentaciones concertadoras que fueron tan frecuentes en el sexenio pasado y que el futuro nos reserve un PAN de nuevo estilo. No pasará mucho tiempo sin que veamos cuál será el derrotero que tome ese partido, si se acaban de consolidar en él los proempresariales o se abre un espacio mayor por los que aún preservan la doctrina.