Emilio Pradilla Cobos
El mandato ciudadano

La victoria de Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD en el Distrito Federal fue producto del voto conjugado de los sectores populares y medios, ambos duramente golpeados por la crisis económica y la depredadora política neoliberal, la corrupción burocrática y la inseguridad, el autoritarismo gubernamental y una acción social y urbana que desatiende a la mayoría de la población en aras de servir a una pequeña capa de grandes empresarios. Fue un voto por el cambio político, económico, social y urbano; es esta la esperanza de la mitad de los votantes que vistió a la capital de amarillo y sol.

Seguramente cada colonia, delegación o sector social votó así por distintas razones; pero lo hicieron por Cárdenas y el PRD porque entrañan el cambio posible; si hubiera sido un voto de castigo, pero no de cambio, habrían votado por el PAN; si hubieran querido la continuidad de lo conocido, habrían mantenido al PRI en el gobierno. Este es el mandato de los ciudadanos y, por tanto, el compromiso de los ganadores; allí también está la fuerza para cumplirlos. El compromiso es con los ciudadanos, con la ciudad; no con uno u otro grupo o con una u otra colonia u organización. La ciudad es un todo que no se reduce a la sumatoria aritmética de sus partes o localidades.

En lo económico (empleo, salarios, deuda bancaria, etcétera), el gobierno democrático y la Asamblea Legislativa solamente podrán actuar indirecta y secundariamente, por que estas políticas dependen del gobierno y el Congreso federales, donde aún domina el PRI o hay un inestable equilibrio entre los partidos. Pero todo aquello que sea posible hacer para atender la economía de los sectores populares y medios deberá ser hecho y habrá que informar claramente a los ciudadanos sobre por qué no se puede ir más lejos.

Aunque el régimen político autoritario subsiste a nivel nacional y no hay ínsulas baratarias en la sociedad, sí se puede construir otra forma de gobernar a nivel local, distinta a la del PRI o a la del PAN, que involucre a la ciudadanía, se abra a la participación y la convoque, destierre la corrupción burocrática y sea transparente, oiga a los ciudadanos y les responda, así sea para decir por qué no todo es posible; es decir, que se gobierne con la verdad. Donde más posibilidad de respuesta tendrá el nuevo gobierno será en el campo de las políticas sociales y urbanas, aún entendiendo los grandes límites estructurales que opone el desorden de la gran megalópolis y la profundidad de los procesos de exclusión social y territorial heredados.

Aunque cada sector social y urbano tenga demandas particulares y busque solución a sus propios problemas, la respuesta al mandato ciudadano expresado en el voto debe ser unitaria, para lograr los consensos sociales que harán viable el cambio, la construcción de una ciudad para todos. Pero como todos los sectores no son iguales y hay una gran masa de excluidos y empobrecidos, el gobierno democrático deberá darles prioridad mediante una política social y urbana que reduzca la desigualdad de condiciones de vida. Sin excluir a otros sectores, tendrá que dar más a las mayorías más golpeadas por la crisis y las políticas priístas; así podría responder al mandato plural y mantener el apoyo mayoritario que garantiza la gobernabilidad.

En momentos de cambio como este, la creatividad ciudadana se abre camino para convertirse en fuerza de construcción. Orientarla, hacerla participar en el gobierno para construir el proyecto de ciudad que propuso Cárdenas, será responder al mandato de quienes optaron por él.

El voto mayoritario no fue un cheque en blanco, si no una inversión política que espera sus dividendos de apertura clara de las vías de solución a los graves problemas que afectan a los distintos sectores sociales que la crisis global y su principal responsable, el PRI, lograron unificar. Iniciar la solución de los problemas solubles de las partes, al tiempo que se reconstruye la totalidad urbana no es una utopía; es el mandato de la ciudadanía capitalina. Creemos en la fuerza de la democracia real para lograrlo.

Cárdenas puede y debe abrir este camino en su corto gobierno. La voluntad de cambio y la creatividad de la mayoría de los ciudadanos es la fuerza esencial para apoyarlo. Los legisladores del PRD, mayoría en la Asamblea Legislativa, deben entender la naturaleza plural, simultáneamente local y global, de este mandato y legislar y actuar como representantes de toda la ciudad y no de su localidad de origen.

Es obvio que discrepamos de quienes reducen los procesos electorales a juegos de publicidad y mercado, a sumatoria de votos inconcientes y dudan de la madurez de la mayoría, para tratar de maniatar al ganador, según ellos carente de mandato, cuando no es de su simpatía o no garantiza sus intereses.